Cuando el colombiano Pablo Escobar decidió en los años 80 asociarse con narcos mexicanos para encaminar la cocaína hacia Estados Unidos, uno de los primeros en hacer negocios con él fue Miguel Ángel Félix Gallardo (en la foto), que junto a Rafael Caro Quintero introducía marihuana y heroína en EE UU desde el cártel de Guadalajara. El éxito de la asociación fue tal que a Felix Gallardo, un antiguo policía judicial reconvertido en guardaespaldas de gobernador, llegó a conocérsele como el "zar de la cocaína". Caro Quintero fue detenido en 1985 y aún permanece en prisión. Sin embargo, Félix Gallardo aguantó libre hasta 1989 y siguió dirigiendo sus negocios desde la cárcel durante varios años. Fue un pionero del teléfono móvil, hasta que se le trasladó a una prisión de máxima seguridad en la que continúa. Su desaparición hizo dividirse en dos al cártel de Guadalajara. Sus sobrinos, los hermanos Arellano Félix, se quedaron con el paso a EE UU a través de Tijuana y formaron el cártel de ese nombre. Sus lugartenientes Hector Luis Palma Salazar, "El Güero"; Adrián Gómez González, y Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo", formaron el hoy todopoderoso cártel de Sinaloa. Otro de sus sicarios, Amado Carrillo Fuentes, "El señor de los cielos", se hizo con el crucial control del paso de Ciudad Juárez y, desde ese cártel, fue durante años el narcotraficante que más cocaína introdujo en Estados Unidos. Hombre de extremada discreción, murió en 1997 cuando se sometía a una intervención de cirujía plástica para cambiar su apariencia. Tanto Félix Gallardo como el "Chapo" Guzmán forman lo que se conoce como segunda generación de grandes narcotraficantes.

En la generación anterior, destaca por encima de otros personajes el tío del Chapo, Pedro Avilés Pérez. Desde Sinaloa, Avilés Pérez se convirtió a finales de los años 60 en uno de los mayores introductores de marihuana en EE UU, siendo un pionero en el uso de aviones para el contrabando. Murió en un tiroteo con la Policía Federal en 1978.