El Ejército de Israel cometió este lunes frente a las costas de Gaza, donde mató al menos a 10 activistas internacionales de defensa de los derechos humanos, una matanza sin precedentes en las seis décadas de existencia del Estado judío.

Las fuerzas israelíes habían matado a varios activistas internacionales -la última, la estadounidense Rachel Corrie, en 2003 aplastada por un tanque en Gaza- pero en incidentes aislados; no hay registros de un ataque coordinado como el de la pasada madrugada.

"Se trata del primer ataque de ese tipo por parte de Israel. No hay precedentes de que Israel hubiera cometido un ataque coordinado contra una iniciativa internacional humanitaria", explicó a Efe el codirector de la ONG barcelonesa "NOVA", Luca Gervasoni.

El ataque se ha producido en un ambiente de fuerte tensión entre las autoridades israelíes y las organizaciones humanitarias que operan en territorio palestino, que hace meses que denuncian restricciones a su libertad de movimientos para impedir su trabajo.

"Las restricciones empezaron tras la guerra de Gaza. Desde entonces tenemos muchos problemas para lograr los permisos israelíes que necesitamos para desempeñar nuestra labor", dijo a Efe el británico Adie Mormech, del Movimiento Internacional de Solidaridad.

Mormech, que trabaja en el interior de la franja palestina, explicó que esas restricciones administrativas israelíes han hecho descender de manera drástica el número de activistas humanitarios internacionales que cuentan con permiso para residir en Gaza.

"El problema para los israelíes es que la guerra de hace un año -en el que murieron 1.400 palestinos, en su mayoría civiles-, provocó tal rechazo en todo el mundo que están desbordados y empiezan a tratar a los activistas como a los palestinos", dijo.

Las restricciones a las ONG internacionales no se circunscriben a Gaza; también en el otro territorio palestino, Cisjordania, el Estado judío practica desde hace meses una política de acoso a los activistas que denuncian la ocupación que ejerce Israel.

En esa política se inscribe la detención en febrero en Ramala de la catalana Ariadna Jove, que se encuentra pendiente juicio.

El acoso no excluye a ONG humanitarias israelíes como "Breaking The Silence", formado por antiguos militares y que se ha convertido en una de las voces más ácidas en el Estado judío contra la ocupación militar de los territorios palestinos.

Liderada por el activista Jehuda Shaul, "Breaking The Silence" recibe auxilio financiero de algunos países europeos, entre otros, de España, y las autoridades israelíes llevan meses presionando a los donantes para que le cancelen su ayuda económica.

Mayoría turca

En el caso del barco Marmara -cuyo abordaje suscitó la masacre y uno de los seis de la "Flotilla de la Libertad", que tenía la intención de llevar ayuda humanitaria a Gaza- a la condición de activistas la mayoría de los pasajeros suman su nacionalidad turca.

Desde que se conoció la iniciativa, los medios de prensa locales acusan a Turquía de promover entre bambalinas la "Flotilla de la Libertad", que también desde el principio las autoridades israelíes interpretaron como un intento de deslegitimar al Estado judío.

Precisamente Turquía fue uno de los estados más críticos con lo desproporcionado de la ofensiva militar de Israel del pasado invierno en la franja de Gaza, lo que motivó una grave crisis política y diplomática que continua enfrentando a ambos países.

La crisis con Turquía es, no obstante, solo una de las puntas del iceberg del aislamiento que Israel sufre en la escena internacional.

Desde la guerra de Gaza, se han iniciado procedimientos legales en varios países contra los líderes israelíes durante la guerra.

Por primera vez también desde la existencia del Estado judío, líderes israelíes sufren el peligro de comparecer, además, ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya como acusados de "crímenes de guerra", por la matanza de civiles en la franja.

Relación con EEUU

En esa campaña no ha tomado parte el primer aliado de Israel, EEUU, cuyas relaciones con el Estado judío asimismo han pasado, sin embargo, por una de sus horas más bajas debido a la intransigencia israelí para poner fin a la ocupación y crear un Estado palestino.

La tensión con EEUU ha abierto un paréntesis desde que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, atendiera la exigencia del presidente norteamericano, Barak Obama, de frenar la expansión de las colonias judías en Jerusalén Este, de mayoría árabe y donde los palestinos quieren establecer la capital de su estado independiente.

El gesto permitió el inicio hace dos semanas de negociaciones indirectas de israelíes y palestinos con mediación norteamericana.

Y aunque se desconocen los efectos que pueda tener sobre ese proceso -que Obama y Netanyahu pensaban repasar en la entrevista que han programada para mañana en la Casa Blanca-, lo seguro es que la masacre de hoy acentuará el aislamiento de Israel, que en vísperas de la cita ha optado, de nuevo, por una fuga hacia adelante.