La marea negra procedente del Golfo de México estaba hoy a unos 9,5 kilómetros de la zona de Panhandle, en el noroeste de Florida, y se calcula que llegará muy pronto al litoral occidental del estado, que está protegido por barreras flotantes.

La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, en inglés) informó de que, de acuerdo con sus proyecciones, una "punta de la mancha de crudo podría impactar Panhandle tanto pronto como esta semana".

La marea procede del yacimiento petrolero submarino operado por la empresa británica BP en el Golfo de México, del que mana crudo desde que el 20 de abril hubo un accidente en la plataforma exploratoria que había instalado, que se hundió dos días después.

Todos los intentos por parar el derrame han sido infructuosos hasta ahora.

Hoy, Thad Allen, comandante de la Guardia Costera de EEUU, informó de que BP logró cortar la tubería subterránea por la que fluye el crudo y ahora va a intentar colocar una caja contenedora con el fin de canalizarlo.

La NOAA, que ha situado los condados floridenses de Escambia y Santa Rosa en el cono de trayectoria de la marea negra, señaló que se ha colocado una cadena de 78 kilómetros de barreras sintéticas flotantes en zonas de la costa occidental del estado.

Los vientos y las corrientes mantuvieron el crudo en las pasadas seis semanas lejos de las famosas playas del Panhandle, pero ahora han cambiado de dirección y están impulsando masas de chapapote (alquitrán) y capas de petróleo hacia esa zona.

Numerosos turistas y residentes se han acercado a las playas de Pensacola tras conocer por los medios que la mancha se hallaba cerca de sus blancas arenas.

Asimismo, cadenas de televisión como la NBC han instalado ya sus parabólicas en las playas para recoger el momento en que las primeras oleadas de crudo comiencen a manchar el litoral de Pensacola.

Según la Comisión para la conservación de la Pesca y la vida Salvaje de Florida (FWC), "cualquier potencial impacto en la costa de Florida se producirá en forma de chapapote (alquitrán)" o oleadas diluidas de "petróleo y agua de color marrón, óxido o naranja".

Las autoridades han desplegado cerca de las playas de Pensacola diversos "skimmer" o bocas basculantes que ayudan a recoger sólidos en suspensión, con el objetivo de "minimizar cualquier potencial impacto" del vertido.

Mientras tanto, el sur de Florida se prepara también para la posible llegada de crudo arrastrado por la corriente principal del Golfo, aunque todavía la zona no se halla en tan inminente peligro como el distrito de Panhandle.

Sin embargo, los científicos, expertos sobre medioambiente y autoridades se prepararan para hacer frente a lo peor, dado que el ecosistema del sur de Florida, principalmente sus manglares y arrecifes coralinos, es muy vulnerable.

El gobernador de Florida, Charlie Crist, solicitó el miércoles ayuda federal para la industria y comunidades pesqueras del estado, debido al impacto catastrófico que el vertido incontrolado de crudo en la cuenca está teniendo en este sector.

"Los pescadores de Florida y las comunidades de la costa han experimentado una significante pérdida de ingresos a causa de la errónea percepción pública de que las aguas de Florida se han visto contaminadas" por el vertido, señaló la Comisión para la Conservación de la Pesca y la Vida Salvaje de Florida (FWC).

El avance de capas de petróleo hacia Panhandle "ha reducido considerablemente las oportunidades de pesca comercial y alquiler de embarcaciones para pesca" en la costa oeste, agregó la FWC.

Subrayó que los distribuidores encuentran problemas para la venta de mariscos y de pescados como el pargo y el mero, a causa de los temores de los clientes de que estén contaminados.

El Gobierno estadounidense ha ampliado el área cerrada a la práctica de la pesca, que actualmente ocupa un 37 por ciento de las aguas del Golfo.