Cuarenta personas murieron y otras 74 sufrieron heridas en un ataque suicida perpetrado durante una boda en la provincia de Kandahar (sur de Afganistán) y atribuido por la OTAN a los talibanes, quienes, sin embargo, se desligaron del asalto. El suceso ocurrió la noche del miércoles en la localidad de Nangahaan.

"Fue un ataque suicida en una fiesta de boda. Cuando la gente estaba cenando (el suicida) se hizo estallar y causó esta catástrofe. Hemos enviado un equipo para investigar los hechos", aclaró el portavoz afgano de Interior, Zemarai Bashary.

En el lugar del ataque, un testigo dijo haber visto un coche que estalló en el recinto, donde, según la agencia afgana AIP, iba a casarse el hijo del jefe de una compañía de seguridad que presta servicio a los convoyes logísticos de las tropas extranjeras. "Cuando estábamos comiendo, escuché una gran explosión y toda la boda se convirtió en un baño de sangre", relató uno de los heridos en el atentado.

Un portavoz de la milicia talibán negó que sus fuerzas tuvieran nada que ver con el ataque. "No fue un ataque suicida y no estamos implicados. Lo condenamos. Fue un bombardeo aéreo perpetrado por las tropas extranjeras", mantuvo el portavoz talibán.

Visita de Cameron

El primer ministro británico, David Cameron, afirmó ayer que Afganistán es su "prioridad número uno", en una visita sorpresa al país, en la que se reunió con el presidente Hamid Karzai y le informó, no obstante, que no aumentará el contingente de 10.000 soldados que mantiene en ese país. Eso sí, su Gobierno invertirá 81 millones de euros en seguridad para los soldados británicos.