Bélgica celebra hoy elecciones generales anticipadas, en un momento en el que la escisión del país ha dejado de ser un tema tabú y crece el apoyo al partido independentista flamenco N-VA, que saldría victorioso según los sondeos. La caída del gobierno de coalición presidido por el democristiano flamenco Yves Leterme a causa del eterno conflicto lingüístico entre neerlandófonos y francófonos forzó el adelantamiento de los comicios en un momento económico crítico y a pocas semanas de que Bélgica asuma la presidencia rotatoria de la Unión Europea.

Pero también ha hecho que la unidad del país haya dejado de ser un tema tabú, al volver a poner en evidencia las dificultades para llegar a acuerdos entre las dos principales comunidades lingüísticas. "¿Este país tiene todavía sentido?, ¿o, por decirlo de otra manera, flamencos y franceses todavía quieren vivir juntos? La pregunta ha estado implícita en la filigrana de todas las negociaciones (y crisis). Pero, ha sido planteada oficialmente por primera vez durante esta campaña", dijo ayer la especialista en política del diario francófono Le Soir Véronique Lamquin.

En este sentido, Lamquin consideró clave el hecho de que los partidos francófonos se hayan sumado por primera vez al compromiso de los flamencos de llevar a cabo una "gran reforma del Estado", por lo que reiteró: "El plan B ya no es tabú".

Esta posibilidad cobra fuerza ante el ascenso de los nacionalistas de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), que según los sondeos se convertirán en el partido más votado de Flandes, donde tradicionalmente se decide el color del primer ministro al contar con mayor población que la francófona Valonia.

Complejas negociaciones

Sin embargo, la subida de los separatistas también podría contribuir a fragmentar el voto en la más populosa Flandes, permitiendo el nombramiento de un primer ministro francófono en más de treinta años, cargo que según los sondeos recaería en el socialista Elio Di Rupo.

Pero, más allá del resultado que arrojen las urnas, las dificultades comenzarán mañana, cuando las fuerzas inicien los contactos para formar Gobierno, un proceso que llevó nueve meses al primer ministro saliente, el democristiano flamenco (CD&V) Yves Leterme, tras los comicios de junio de 2007. Las fuerzas políticas han prometido acelerar la formación de una coalición de gobierno para poder afrontar el ajuste del presupuesto a que se enfrenta Bélgica, cuyo nivel de deuda (casi el 100% del PIB) hace que sea señalada como la "Grecia del norte" por algunos analistas financieros