El ejército colombiano rescató entre el pasado domingo y ayer a cuatro militares que llevaban casi 12 años en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) mediante un operativo con el que el Gobierno de Álvaro Uribe reiteró su mensaje a esa guerrilla de que no está dispuesto a sentarse a dialogar si antes no son liberados todos los rehenes. El general Luis Herlindo Mendieta, el coronel Enrique Murillo, el sargento Arbey Delgado y el coronel William Donato llegaron ayer a Bogotá en un avión militar procedentes del departamento de Guaviare (sur), donde se llevó a cabo la Operación Camaleón con el que las Fuerzas Armadas lograron poner en libertad a estos uniformados secuestrados en 1998.

Militares infiltrados

El operativo se basó en una "infiltración" de militares que se extendió por unos seis meses, informó el ministro de Defensa, Gabriel Silva, quien aclaró que se trató de una acción que no contó con el apoyo de EE UU. "Exigimos a las FARC que suelten a los 19 secuestrados que aún mantienen encadenados y en condiciones inhumanas, exigimos que los liberen o vamos a ir por ellos", advirtió.

Por su parte, el jefe del ejército, general Freddy Padilla, relató al diario local El Tiempo que el operativo para la liberación de los rehenes "tomó cuerpo el 12 de marzo, cuando las tropas capturaron herido a Marcos Parrilla, un guerrillero del frente primero". Este integrante de las FARC "se desmovilizó y en medio de su arrepentimiento entregó información precisa del lugar por donde movían a los secuestrados". En base a dicha información y con el trabajo de los servicios de Inteligencia decidimos que el día (para actuar) era el 13 de junio".

Al menos 300 soldados se enfrentaron a unos 40 guerrilleros en una zona rural del municipio de Calamar, en Guaviare, sin que hasta el momento se haya informado de bajas.