Unos cien mil judíos ultraortodoxos se manifestaron ayer en varias ciudades de Israel para protestar contra las sentencias judiciales que ordenan el fin de la segregación en una escuela de niñas que separa a las askenazíes de las sefarditas. La batalla legal mantenida desde hace más de un año por algunos padres de una colonia judía para que sus hijas sigan estudiando separadas de las otras niñas, derivó esta semana en un enfrentamiento entre la sociedad religiosa israelí y la laica y también entre los religiosos de origen europeo (askenazíes) y los procedentes de España y países árabes y orientales (sefarditas y mizrahíes). El Tribunal Supremo ordenó el miércoles encarcelar durante dos semanas a los padres -seguidores de la secta hasídica Slonim-, que se niegan a que sus hijas compartan pupitre con las de otro origen en la escuela de Beit Yakov, en la colonia de Emanuel, en la Cisjordania ocupada, al considerar que su cumplimiento de las leyes de la Torá (Pentateuco) no es suficientemente puro y estricto. El Ministerio de Educación obligó en abril a la escuela a poner fin a la segregación y forzó el derribo del muro que dividía en dos el patio del colegio, ante lo cual alrededor de ochenta padres recalcitrantes decidieron dejar de llevar allí a sus niñas, que desde entonces estudian en un edificio adyacente no autorizado. La marea de hombres vestidos con traje de chaqueta negro y sombrero negro comenzó a recorrer las calles de Jerusalén ayer tarde. En torno a las cinco, se concentraban ante la comisaría a la que debían llegar los padres que se niegan a acatar la sentencia judicial. Unos cantaban y bailaban y otros rezaban. Los rabinos les dieron el día libre en las yeshivas (escuela talmúdica).