El presidente ruso, Dimitri Medvédev, advirtió en una entrevista publicada ayer por el diario estadounidense The Wall Street Journal de que la situación de Kirguizistán, donde la semana pasada comenzaron unos graves enfrentamientos interétnicos, podría empeorar aún más y existiría el riesgo de que surja un régimen extremista como el que instalaron los talibanes en Afganistán en 1996 tras derrocar al gobierno socialista del país centroasiático.

Medvedev aseguró que Rusia está siguiendo de cerca los "trágicos" acontecimientos que se están produciendo en el sur de Kirguizistán, donde desde el pasado 10 de junio han muerto al menos 192 personas, según las cifras oficiales. Además, los ataques contra la comunidad uzbeka han obligado a unas 100.000 personas a huir a la vecina Uzbekistán.

Respecto a la base aérea que tiene desde 2001 el ejército estadounidense en Manas, en el norte de Kirguistán, y que es fundamental en el transporte de suministros para sus operaciones en Afganistán, el presidente ruso dijo que "el futuro de esta base está en manos del Gobierno de Kirguistán" pero dejó claro que en su opinión "no debería existir eternamente".

Un millón de afectados

La violencia étnica en Kirguizistán puede haber afectado a un millón de personas, dijeron ayer diferentes organismos humanitarios de la ONU, que ya están planificando sus operaciones de ayuda sobre la base de esa cifra de víctimas.

Un representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Giuseppe Annunziata, señaló que su institución está elaborando sus planes futuros de asistencia sanitaria en función de esa estimación. "Se trata de cifras de planificación. Estamos preparándonos para lo que puede pasar en las próximas semanas", recalcó.

La portavoz del Unicef, Christiane Berthiaume, coincidió en que aproximadamente un millón de personas necesitarán ayuda internacional en el contexto de la crisis en Kirguizistán.

Esa cifra incluirá a los desplazados internos, a los refugiados en la vecina Uzbekistán y a las comunidades locales que están acogiendo a las víctimas de la violencia.

Por el momento, las cifras verificadas dan cuenta de al menos 300.000 desplazados dentro de Kirguizistán y 100.000 refugiados que ya han logrado cruzar la frontera con Uzbekistán, aunque el registró que realizan las autoridades locales sólo incluye a los adultos y no a los niños, por lo que se cree que estas cifras están infravaloradas. Berthiaume agregó que el 90% de los refugiados en Uzbekistán son ancianos, mujeres y niños "en muy mal estado físico" y que están particularmente afectados por haber sido testigos o víctimas directas de terribles actos de violencia.

De otra parte, Annunziata se refirió a los casos de violación de mujeres desde que estalló el conflicto, una asunto que fue inicialmente denunciado por la Cruz Roja Internacional. "Una de nuestras preocupaciones principales es atender las necesidades de las mujeres que han sido sometidas a violencia sexual", precisó.