La muerte de un soldado británico que había resultado herido en una explosión en Afganistán eleva a 300 el número de uniformados del Reino Unido que han perdido la vida en ese país desde el comienzo de las operaciones aliadas en 2001. Según informó ayer el Ministerio de Defensa, un soldado del Comando 40 que había resultado herido el pasado día 12 en la provincia de Helmand, sur afgano, murió el pasado domingo en el hospital Reina Isabel de Birmingham (Inglaterra), donde estaba ingresado.

Tras conocerse la noticia, el primer ministro británico, David Cameron, destacó el sacrificio que están haciendo las fuerzas armadas en Afganistán. "Estamos pagando un precio alto por mantener la seguridad de nuestro país, por hacer que el mundo esté más seguro y tenemos que seguir preguntándonos por qué estamos allí y cuánto tiempo tenemos que permanecer", agregó. El primer ministro añadió que los soldados se marcharán de Afganistán en cuanto los afganos puedan asumir la responsabilidad de la seguridad.

Mientras, la portavoz de la Coalición Parad la Guerra, Lindsay German, dijo ayer que, en lugar de intensificar la contienda, el Gobierno debería admitir que no puede ganar. "Esta guerra es impopular para la población afgana y también para la británica", dijo. El coste para Londres de las guerras de Iraq y Afganistán supera ya los 24.000 millones de euros.