La situación en Afganistán parece cada vez más catastrófica. Decenas de millones de dólares al año, procedentes de las arcas de EE UU, se pagan en concepto de extorsión a los "señores de la guerra" en Afganistán, incluidos los talibanes, o a altos cargos corruptos, según un informe de una subcomisión de la Cámara baja. El informe, que se discutió ayer en la subcomisión de seguridad nacional, afirma que el Pentágono es consciente de que "una buena parte" de los 2.160 millones de dólares en contratos para el transporte terrestre de suministros para las tropas en Afganistán acaba en manos de los "señores de la guerra". Una de las empresas afganas de seguridad más importantes, Watan Risk Management, es llevada por dos primos del presidente afgano, Hamid Karzai, quienes, a su vez, su vez, subcontratan al comandante Ruhulah,a quien el informe califica de típico de "la nueva clase de señores de la guerra". Ruhalah, cuyos milicianos acompañan los convoyes entre Kabul y Kandahar, ha reconocido gastar 1,5 millones de dólares al mes en municiones y pasar sobornos a gobernadores, jefes de policía y generales del ejército. Los congresistas criticaron al Pentágono por no supervisar de forma eficaz la cadena de suministros y a las empresas de seguridad privadas subcontratadas: los llamados "contratistas".

efe/reuters/epwashington

El general que manda las tropas de EE UU y de la OTAN en Afganistán y sobre cuyas espaldas reposa la estrategia norteamericana en esa guerra, Stanley McChrystal, acude hoy en una posición insostenible a la Casa Blanca para ofrecer disculpas a Barack Obama y a sus principales colaboradores por las descalificaciones contra todos ellos que hizo recientemente en una entrevista.

Si el retiro de McChrystal no supusiera un quebranto enorme en la evolución de la guerra en Afganistán, es muy posible que ayer mismo hubiera sido destituido, según fuentes de la Casa Blanca. Pero McChrystal se ha revelado como un gran estratega. Supo poner en marcha una ofensiva que evitó lo que se veía como una derrota inminente y devolvió un cierto optimismo a sus tropas. Por eso, sus declaraciones a la revista The Rolling Stone , donde expresó su "decepción" con el presidente Obama y ridiculizó al vicepresidente Joe Biden y a otros responsables civiles del conflicto, como el enviado especial de EE UU para Afganistán, Richard Holbrooke y el embajador norteamericano en Kabul, Karl Eikenberry, han tenido tan extraordinario impacto.

"Un tremendo error"

El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo ayer que el general al mando de las tropas de la OTAN y de EEUU en Afganistán "ha cometido un tremendo error" y que hoy en el encuentro que mantendrá con Obama tendrá la ocasión de explicar los comentarios que hizo en la entrevista.

Gibbs añadió que, en la reunión, el presidente estadounidense pedirá a su equipo de seguridad nacional su compromiso específico con la estrategia que se sigue en Afganistán y rechazó confirmar si el general McChrystal continuará en su puesto tras las críticas pronunciadas en The Rolling Stone.

McChrystal fue convocado de urgencia a Washington para participar hoy en diversas reuniones en el Pentágono y en el encuentro mensual sobre Afganistán en la Casa Blanca, donde deberá dar explicaciones sobre sus comentarios.

Gibbs se limitó a indicar que hay que "esperar y ver el resultado de ese encuentro" en la Casa Blanca, en un indicio de que el general podría ser relevado. "La magnitud y la gravedad de este error son profundas", insistió el portavoz presidencial.

Obama, agregó Gibbs, leyó la entrevista que publicó ayer la revista en su página de Internet y, según indicó, "si le hubieran visto hubieran sabido que estaba furioso".

Por su parte, el secretario de Defensa, Robert Gates -quien apoyó en su día el nombramiento y la estrategia en Afganistán de McChrystal-, calificó también las declaraciones del alto mando militar como "una equivocación importante".

No es una decisión sencilla para Obama. Cuando fue nombrado, hace un año, McCrhrystal se convirtió en el símbolo de la nueva estrategia de Obama en Afganistán. Su salida ahora podría interpretarse como el fracaso de esa estrategia, que ya de por sí está encontrando considerables obstáculos en las últimas semanas. Un informe reciente de ONU confirmaba que la violencia ha crecido en los últimos cuatro meses y que ha aumentado la capacidad operativa de los insurgentes.