El Gobierno francés mostró hoy firmeza contra el bloqueo del suministro de combustible y ante los desórdenes callejeros al día siguiente de otra demostración de oposición a su impopular reforma de las pensiones, que advirtió que continúa.

El propio presidente de la República, Nicolas Sarkozy, precisó lo que adelantó la víspera respecto a las medidas que dijo tomaría para garantizar el suministro de las gasolineras y reveló que había ordenado desbloquear los depósitos de carburante del país.

Lo justificó porque "el desorden provocado por esos bloqueos causa numerosas injusticias", en primer lugar con "la mayoría de los franceses que quieren poder seguir trabajando y circulando libremente" y también porque podría "tener consecuencias en términos de empleo" al perturbar la actividad económica.

"Llevaré a término la reforma de las pensiones porque mi deber como jefe del Estado es garantizar a los franceses que tanto ellos como sus hijos podrán contar con su jubilación y que se mantendrá el nivel de las pensiones", subrayó Sarkozy sobre el polémico plan.

Y por si quedaba alguna duda, el primer ministro galo, François Fillon, declaró en la Asamblea Nacional, mientras en el Senado hoy continuaba el debate del plan de reforma, que éste se votará en la cámara alta esta misma semana.

"El Senado continúa sus trabajos y los terminará esta semana -dijo Fillon, quien añadió: "eso significa que, en unos días, la reforma de las pensiones será ley de la República".

El primer ministro recordó que la "confrontación social" ha formado parte de la historia de la República, asumió por tanto la parte que le toca a este Gobierno de oposición popular después de varias huelgas y manifestaciones, pero insistió en que las reformas siempre "se han puesto en práctica" y luego las han aceptado los franceses.

A pesar de la orden presidencial, la situación continuaba siendo tensa por la tarde, porque el desbloqueo de los depósitos de combustible no era completo y el acaparamiento de gasolina por parte de ciudadanos preocupados por el suministro había dejado secos a muchos surtidores.

Así, el ministro titular de Ecología y Energía, Jean-Louis Borloo, reconoció que la situación no había mejorado sustancialmente por la tarde de hoy con respecto a la noche precedente, puesto que aún había "vacías" un total de 3.190 gasolineras de las 12.311 que hay en total en Francia.

Mientras, continuaban los disturbios en varias ciudades del país, especialmente en algunas como Lyon, adonde se desplazó el ministro del Interior, Brice Hortefeux, quien por la mañana había anunciado la detención, al cabo de una semana de desórdenes, de casi 1.500 de los "vándalos" a los que las autoridades culpan de los disturbios.

El llamamiento a la calma que el propio ministro hizo por la mañana no tuvo consecuencias prácticas sobre él mismo, recibido con abucheos en las calles de Lyon por parte de algunos jóvenes en una calle céntrica de la ciudad, de la que las autoridades ya habían retirado los restos de la "batalla", numerosos cubos de basura y otros elementos incendiados de mobiliario urbano.

Nanterre, cerca de París y donde el martes se vieron también escenas de violencia urbana en torno a los estudiantes de bachillerato que apoyaban las manifestaciones contra la reforma de pensiones, también vivió hoy algunos momentos de desórdenes.

Gases lacrimógenos y carreras fueron de nuevo protagonistas de esos enfrentamientos difundidos por televisiones e internet al día siguiente de la nueva y amplia movilización sindical que, al margen de la batalla de cifras habitual entre sindicatos y autoridades, fue masivamente seguida en todo el país.

Y el acompañamiento estudiantil a la protesta siguió, aunque mitigado, con casi 180 institutos de bachillerato cerrados según el ministerio de Educación, mientras que la oposición en las universidades, como en días anteriores, le iba muy por detrás a los más jóvenes.

Cinco de las 83 universidades de Francia habían tenido problemas durante la jornada del miércoles, lo que confirmaba que el movimiento de apoyo estudiantil se limitaba, al menos en el aspecto exterior de la oposición, a los más jóvenes.

Y en los transportes, que gradualmente han ido arrojando en los últimos días cifras de huelguistas cada vez menores, se notaron paros en los ferrocarriles y ciertamente en el transporte aéreo, aunque ya muy limitados, como el hecho aislado del corte del acceso al aeropuerto parisino de Roissy durante algún tiempo.