Los líderes de la Unión Europea concluirán hoy una cumbre en la que han acordado lanzar una reforma limitada del Tratado de Lisboa, una exigencia de Alemania motivada por la necesidad de dotar a la UE de un mecanismo permanente de estabilización financiera que proteja al euro.

Esta segunda jornada comenzará con una hora de retraso (a las 9.00 GMT) debido a que el debate del jueves se prolongó hasta la madrugada.

Los jefes de Estado o Gobierno de los Veintisiete acordaron finalmente crear un mecanismo permanente de estabilización y aceptaron la tesis alemana de que ello requiere cambiar el tratado, para que el instrumento resulte jurídicamente inatacable.

Los gobernantes encargaron al presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, que emprenda con ese fin una serie de "consultas" que precisen el alcance de esa reforma, de manera que pueda realizarse rápidamente y sin convocar referendos de ratificación.

La próxima cumbre europea, el 16 y 17 de diciembre, estudiará tanto las características del mecanismo como la forma de los cambios legales.

El objetivo es que cualquier cambio "pueda ser ratificado como muy tarde para mediados de 2013", fecha en la que caducará la facilidad financiera de emergencia que se puso en marcha el pasado mayo para evitar el contagio de la crisis griega, según explicó Van Rompuy esta madrugada.

Sin embargo, el tortuoso camino de la negociación del Tratado de Lisboa, que necesitó casi una década para ver la luz el 1 de diciembre de 2009, invita a extremar las precauciones.

Alemania, que había exigido la modificación del Tratado, obtuvo una respuesta mucho menos clara al otro punto que planteó, a saber, la posibilidad de privar de su derecho de voto al país cuya política presupuestaria ponga en verdadero peligro a la Eurozona.

Finalmente se acordó una declaración por la que Van Rompuy podrá entablar "posteriormente" consultas al respecto con los países de la UE, lo que en la práctica viene a decir que la iniciativa no tendrá continuidad, ya que numerosos Estados miembros dejaron claro anoche que rechazan rotundamente la idea.

A pesar de ello, la canciller alemana, Angela Merkel, aseguró que obtuvo un acuerdo en todos sus principales objetivos durante esta primera jornada.

"Para Alemania, podemos decir que hemos conseguido alcanzar un acuerdo en aquellos puntos que nos eran prioritarios", aseguró Merkel en unas breves declaraciones al dejar la sede del Consejo de la UE.

La discusión de la pasada noche se complicó con la insistencia del primer ministro británico, David Cameron, en que se limite el incremento del presupuesto comunitario teniendo en cuenta los problemas presupuestarios de casi todos los países de la UE, entre ellos el Reino Unido, que acaba de introducir drásticos recortes en sus cuentas públicas.

Para contentar a Cameron se acordó un párrafo en el que los líderes comunitarios reconocen que es necesario que el rigor se traslade igualmente al presupuesto de la UE, de forma que se refleje "los esfuerzos de consolidación fiscal que realizan los estados miembros".