Argentina se volcó en una emotiva y multitudinaria despedida al ex presidente Néstor Kirchner, cuyos restos fueron sepultados en su natal Río Gallegos durante una ceremonia íntima encabezada por su viuda, la presidenta Cristina Fernández, con la asistencia del venezolano Hugo Chávez.

El ex mandatario y líder del Partido Justicialista (PJ, peronista) fue sepultado en un panteón familiar del cementerio de Río Gallegos (2.600 kilómetros al sur de Buenos Aires), adonde la comitiva fúnebre llegó arropada por una impresionante caravana de simpatizantes.

La ceremonia, encabezada por Fernández y sus hijos, Máximo y Florencia, contó con el círculo íntimo del ex presidente, miembros del gabinete del Gobierno de Fernández, legisladores oficialistas, dirigentes de movimientos sociales, artistas y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Afuera, una multitud esperaba con fotos, banderas y carteles con mensajes de apoyo tras acompañar al cortejo, que avanzó a paso de hombre y obligó a Fernández a bajar del auto que la trasladaba para pedir a la policía que no empujara a las personas que habían ido a despedir a su marido.

El cuerpo de Kirchner llegó a Río Gallegos en un avión procedente de Buenos Aires, donde fue velado durante 26 horas en el "Salón de los Patriotas Latinoamericanos" de la sede del Gobierno por una multitud que colapsó la emblemática Plaza de Mayo y buena parte del centro de la capital.

Ocho presidentes latinoamericanos acudieron al funeral de Estado el jueves y varias delegaciones internacionales se sumaron hoy al homenaje, como la ministra de Asuntos Exteriores de España, Trinidad Jiménez, y del ex presidente del Gobierno español Felipe González, quienes saludaron a Fernández, que lució un traje negro y en todo momento gafas oscuras.

La multitud se acercó a la Casa Rosada con flores, banderas y fotos del ex presidente para despedir a quien fuera jefe del gobernante Partido Justicialista (PJ, peronista) y secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Escoltado por más de un centenar de granaderos, el cortejo recorrió casi cinco kilómetros por emblemáticas avenidas porteñas rociado por la lluvia que no empañó la despedida ni espantó a los asistentes, que cubrieron el coche fúnebre de flores.

Proclamas como "Néstor, querido, el pueblo está contigo", "Para Cristina, la reelección", himnos, aplausos y vítores al ex mandatario se escucharon a lo largo de todo el recorrido.

Se estima que por el velatorio de Buenos Aires pasaron unas 75.000 personas y otras 20.000 se apostaron en las calles para despedir al ex jefe de Estado, en medio de un operativo del que participaron más de 3.000 efectivos de seguridad en el recorrido desde la Casa Rosada al aeropuerto de vuelos domésticos de la ciudad, desde donde el féretro fue trasladado a Río Gallegos.

Durante los funerales, unas 1.200 personas fueron atendidas por personal médico en Plaza de Mayo, frente a la sede del Gobierno, y sus alrededores, y de ellas 19 fueron internadas.

Kirchner, fallecido el miércoles en la sureña localidad de El Calafate a consecuencia de un paro cardiaco, inició su carrera política como alcalde de Río Gallegos antes de convertirse en tres veces gobernador de Santa Cruz, para luego alzarse a la Presidencia del país, entre 2003 y 2007.

Una vez finalizado su mandato, se mantuvo como el presidente en la sombra durante la gestión de su esposa, y asumió además el liderazgo del justicialismo.

Pese a que en el último año había sufrido dos graves intervenciones coronarias y los médicos le habían recomendado que frenara su actividad, acariciaba nuevamente la idea de ser candidato a la Presidencia en las elecciones de 2011.

Mientras Argentina sigue conmocionada con su muerte, fieles y disidentes peronistas han abierto ya la discusión sobre quién heredará el liderazgo político de Kirchner, cuya muerte ha dejado un vacío de poder en el principal partido del país.