El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, confirmó ayer la prórroga de funcionamiento de la central nuclear de Cofrentes por diez años más que aprobó el Gobierno la víspera del terremoto de Japón, aunque anunció que en el contexto de una revisión generalizada de todas las centrales nucleares españolas se dará "prioridad" a la revisión de seguridad de la central valenciana.

Sebastián informó en el pleno del Congreso que el Gobierno, en colaboración con el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), ha decidido revisar los sistemas de seguridad de todas las centrales nucleares españolas, tras la catástrofe atómica de Japón.

El ministro adelantó que se va a realizar un estudio de riesgo sísmico complementario a los disponibles actualmente, así como un informe de riesgo de inundaciones.

Nadie supo ayer explicar en el entorno del Gobierno las razones para que Cofrentes sea la central elegida para iniciar la revisión de las normas de seguridad, tal como avanzó Industria. "No es lógico que sea quien acaba de recibir una prórroga de diez años, supuestamente porque supera la última normativa en seguridad, la primera en ser revisada, salvo que los motivos estén vinculados con la percepción pública del problema. Lo más lógico es que las primeras en ser revisadas sean las que recibieron la prórroga hace años", dijeron fuentes de la industria nuclear.

Cofrentes dispone del mismo tipo de reactor que la planta de Fukushima: de agua en ebullición (BWR), aunque el de Cofrentes es muy posterior (BWR6 frente a BWR3) y dispone de una sistema de contención de la radioactividad (Mark III) aparentemente más seguro que el Mark I de Fukushima.

Inundación

En una nota hecha pública ayer, el Ministerio de Industria anunciaba a través de su máximo responsable, Miguel Sebastián, que ha pedido al CSN estudios sísmicos complementarios, así como estudios sobre los riesgos de inundación de todas las centrales nucleares españolas y ha señalado que, dentro del marco de estos análisis complementarios, se considere prioritario el de la central de Cofrentes. Aunque no ha trascendido el alcance del informe sobre inundaciones que ha solicitado el Gobierno, se da la paradoja de que Cofrentes es la única central nuclear española que ha superado una inundación que fue real, no un simulacro.

El 20 de octubre de 1982, y después de 24 horas de lluvias ininterrumpidas, se produjo una crecida casi simultánea de los rios Júcar, Cabriel y Reconque, que elevó en 11 metros el nivel de las aguas, hasta 337 metros sobre el nivel del mar. Eso no afectó ni al parque de transformación eléctrica de 400 Kv -347,5 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.)-, ni a la central nuclear (372 m.s.n.m), en cuyo diseño y Análisis Probabilístico de Seguridad (APS) más reciente se contempla incluso una rotura de la presa de Alarcón.

No obstante, la riada de "los 1.000 años" de 1982 -estadísticamente se puede repetir cada diez siglos- se llevó un microbús que trasladaba al turno de la central. Nueve personas fueron arrastradas por las aguas ante los atónitos ojos de sus compañeros, que todavía recuerdan a los fallecidos.

Destaca sin embargo que la prórroga concedida a Cofrentes unas pocas horas antes del terremoto de Japón, de 9 grados en la escala Richter, incluyera una serie de "límites y condicionantes" al funcionamiento de la central nuclear de Valencia -hasta nueve-, entre los que figura la revisión del APS en los escenarios de inundaciones "internas" e incendios , "destinado a verificar que la central dispone de un camino de parada segura en caso de inundaciones internas", cuyo origen podría estar en los almacenamientos de agua previstos para frenar el recalentamiento del núcleo y/o del combustible.