El fracaso de Estados Unidos para cerrar el centro de detención en la base estadounidense de Guantánamo (Cuba) deja una "herencia tóxica" para los derechos humanos, denunció hoy Amnistía Internacional (AI) con motivo del décimo aniversario de dicha prisión.

En un comunicado, esta organización pro derechos humanos, con sede en Londres, lamentó que en una década tan solo uno de los 779 presos del centro de detención de Guantánamo para sospechosos de terrorismo haya sido transferido a EEUU para ser sometido a un proceso judicial ante un tribunal federal ordinario.

En un informe titulado: "Guantánamo: Una década de daños a los Derechos Humanos", Amnistía denuncia que el centro de detención "se ha convertido en un símbolo de los diez años de fracaso sistemático por parte de Estados Unidos en el respeto a los derechos humanos, en su respuesta a los ataques del 11 de septiembre", observó Rob Freer, investigador de AI en Estados Unidos.

Freer considera que el Gobierno estadounidense "ha ignorado" los derechos humanos desde el primer día de las detenciones en Guantánamo, actitud que se prolonga hasta hoy.

A pesar de que el actual presidente estadounidense, Barack Obama, prometió el cierre de Guantánamo, la prisión aún retenía a 171 detenidos a mediados de diciembre de 2011, según cifras de AI, y al menos doce de ellos están allí desde la apertura del centro de detención, el 11 de enero de 2002.

De esa docena de prisioneros, uno cumple cadena perpetua tras ser condenado por una comisión militar en 2008, mientras que el resto no ha sido acusado formalmente de ningún delito.

AI recuerda que en la actualidad, EEUU ha solicitado la pena de muerte para seis prisioneros que han sido condenados en lo que considera juicios "injustos".

La organización pro derechos humanos considera también que entre los que aún permanecen en el centro de detención, algunos han sufrido torturas antes de su traslado a Guantánamo, y señala que apenas se han rendido cuentas por esos "crímenes contra el derecho internacional cometidos como parte de un programa secreto de detenciones bajo la autoridad presidencial".

"Hasta que Estados Unidos haga frente a estas detenciones como un problema de derechos humanos, el legado de Guantánamo vivirá, se cierre o no el centro de detención", ha asegurado Freer.

Pese a la promesa del presidente Obama, la decisión sobre el cierre de Guantánamo ha sido paralizada en el Congreso de EEUU, lo que para Freer supone una "respuesta inadecuada".