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La reciente amenaza de Irán de cerrar el paso por el estrecho de Ormuz, clave para el comercio de petróleo internacional, como respuesta a las posibles nuevas sanciones de EE UU y otras potencias occidentales, puede desatar un nuevo conflicto bélico en Oriente Próximo. Washington, que tiene 20 buques de su Quinta Flota atracados en Baréin, ya ha respondido que de ninguna manera toleraría el bloqueo y ha enviado a la zona dos portaaviones.

No sería el primer conflicto entre ambas potencias. Ya en 1988, barcos de guerra estadounidenses se enfrentaron con fuerzas iraníes en el Golfo y en las últimas semanas, en plena guerra dialéctica entre ambas naciones surge la pregunta de si hay riesgo de que la historia se repita.

En abril de 1988 tuvo lugar la operación Praying Mantis (Mantis Religiosa): Un enfrentamiento entre barcos de guerra de Estados Unidos con aviones y fuerzas navales iraníes en el Golfo Pérsico, que podría darnos pistas de hasta dónde puede llegar un eventual choque entre ambas escuadras.

En los años 80, Irán e Irak libraron un crudo enfrentamiento bélico. El conflicto se extendió por el Golfo y los iraníes atacaron barcos de países que ellos pensaban que podían estar apoyando al régimen de Sadam Husein, entonces aliado de Washington.

En marzo de 1987, el entonces presidente de EE UU, Ronald Reagan, acordó el cambio de las banderas de varios buques de Kuwait. De esa forma, al operar bajo la enseña estadounidense podían ser protegidos por la Armada de ese país. Pese a que el Pentágono consideró ese conflicto como una escaramuza dos plataformas petrolíferas submarinas usadas para coordinar las operaciones iraníes fueron destruidas mientras dos de sus buques fueron hundidos y otro terminó con daños sustanciales.

El estrecho de Ormuz es una franja de agua que separa a Irán, al norte, del pequeño territorio de Musandam, perteneciente a Omán, y de Emiratos Árabes Unidos, al sur y su punto más angosto mide solo 54 kilómetros.

Un tercio del petróleo transportado por mar en el mundo cruzó por Ormuz en 2010, lo que supuso un 17% del total del comercio internacional de crudo, según datos de la Administración de la Información sobre Energía de EE UU (EIA, por sus siglas en inglés). Unos 15,5 millones de barriles diarios pasan por ese "cuello de botella" estratégico.