Hungría ha dado este miércoles un paso atrás bajo la presión de la Unión Europea y ha prometido enmendar su polémica reforma constitucional ante las dudas suscitadas en Bruselas sobre cómo el país ejerce su democracia y pone en práctica los principios y valores comunitarios.

Menos de veinticuatro horas después de que la Comisión Europea (CE) expedientara a Budapest por cuestiones como la independencia de su Banco Central y su sistema de jubilaciones para jueces y fiscales, Hungría ha hecho una propuesta de enmienda mediante una carta oficial así como con la simbólica visita del primer ministro, Víktor Orbán, a la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo.

"Las cuestiones que preocupan a Bruselas se pueden solucionar fácilmente", ha dicho un Orbán más tranquilo y dócil de lo habitual durante un debate celebrado en el Parlamento Europeo y en el que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, también se ha mostrado conciliador.

"Estamos dispuestos a enmendar las cuestiones técnicas que nos presentan sobre el Banco Central", ha asegurado el primer ministro nacionalista, aunque se mostró más reticente a modificar el punto que dispone que el Consejo del banco jure la Constitución húngara.

Sobre las prejubilaciones de los jueces a los 62 años, la segunda de las cuestiones que ha costado al país un procedimiento de infracción (el tercero es la independencia de la autoridad europea de datos personales), el líder del partido Fidesz ha aclarado que el propósito no es discriminar por razón de edad.

Pese a la disposición de Orban para realizar modificaciones, Barroso ha señalado que "más allá de lo jurídico, suscita preocupaciones, desde un punto de vista más político, la salud de la democracia en Hungría".

Se trata de un sentimiento que la Eurocámara ha repetido de forma casi unánime con la única excepción del grupo parlamentario del que es vicepresidente el propio Orbán, el Partido Popular Europeo (PPE).

El partido liberal europeo (ALDE), la izquierda unitaria (GUE/NGL) y los Verdes europeos (Greens/ALE) han coincidido en pedir la aplicación del artículo 7 del Tratado, que permitiría castigar a Hungría sin derecho a voto ante la vulneración de derechos y valores fundamentales.

La viabilidad de esta opción, que no descartan incluso miembros de la CE como la titular de Interior, Cecilia Malmstrom, será estudiada por la comisión de Justicia y Libertades Civiles de la Eurocámara en las próximas semanas.

A lo largo de casi cuatro horas de debate, Orbán se ha mantenido paciente y atento a las opiniones principalmente críticas de los eurodiputados, que en algunas ocasiones pretendían convertir el debate en una batalla entre la izquierda y la derecha europea ante cuestiones como la nueva legislación religiosa húngara, que no reconoce el budismo o el islám.

"Valores como el cristianismo y la familia también son europeos y (...) tenemos derecho a defenderlos", ha dicho Orbán justo antes de recibir un toque de atención por parte del nuevo presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.

"No se puede poner óbice a que enfatice el cristianismo en Hungría, pero estamos en una asamblea parlamentaria multicultural. Europa tiene que ser plural o no será", le ha cortado el socialista alemán.

Tras el debate, en la sala de prensa, un Orbán más vehemente ha acusado a los eurodiputados de no haber leído su Constitución antes de criticarla.

"Supongo que muchos eurodiputados trabajan así normalmente. Participan en debates sobre documentos que ni han leído", ha afirmado.

El primer ministro ha asegurado que la Carta Magna húngara contiene numerosas políticas que muchos países de la UE querrían, como en materia de protección de minorías.

Sobre las críticas de comportarse como un dictador comunista tras haber luchado antes contra la herencia estalinista, el primer ministro húngaro ha dicho estar "acostumbrado a las ofensivas políticas".

"Usted sigue el camino autoritario de Hugo Chávez y Fidel Castro", ha llegado a decirle el líder del grupo de Los Verdes, Daniel Cohn-Bendit.