La defensa de las integrantes del grupo musical punk Pussy Riot, juzgadas por cantar en una catedral ortodoxa contra el presidente ruso, Vladímir Putin, tiene pocas esperanzas de que éstas sean absueltas hoy por la jueza encargada del caso.

"En vista de todas las circunstancias, prácticamente no hay ninguna esperanza", declaró Nikolái Pólozov, uno de los abogados de Pussy Riot, a radio Svoboda (Libertad) al contestar a una pregunta sobre las posibilidades de que la jueza Marina Syrova emita una sentencia absolutoria.

La sentencia será dictada a las 15.00 hora de Moscú (11.00 GMT), pero ya a primera hora de la mañana la policía ha establecido un gran dispositivo de seguridad junto al tribunal.

Los fiscales han solicitado tres años de privación de libertad para Nadezhda Tolokónnikova, Yekaterina Samutsévich y María Aliójina, en prisión preventiva desde marzo, por "gamberrismo motivado por odio religioso".

Su abogado subrayó hoy que en el caso de que la sentencia sea condenatoria, como teme, ésta será recurrida en todas las instancias rusas e internacionales.

Agregó, sin embargo, que siempre confía en que en Rusia "tarde o temprano las decisiones judiciales se adoptarán conforme a derecho".

"Desde un comienzo hemos sostenido que nuestras defendidas no cometieron ningún delito penal, por lo que la única sentencia posible es la absolución", recalcó Pólozov.

Las acusadas se han declarado inocentes del delito que se les imputa y han denunciado que la persecución judicial contra ellas es por motivos políticos.

Amnistía Internacional y varias organizaciones rusas de defensa de los derechos humanos consideran que las integrantes del grupo punk ruso son presas políticas.

Organizaciones opositoras y destacados artistas e intelectuales rusos han hecho un llamamiento a los ciudadanos a congregarse junto al tribunal para manifestar su solidaridad con las Pussy Riot.

La prensa rusa destaca que la magistrada encargada de la causa ha emitido sólo una sentencia absolutoria en los 178 juicios que ha presidido en los últimos cuatro años.

Las Pussy Riot se dieron a conocer en toda Rusia el 21 de febrero pasado cuando cinco de sus integrantes irrumpieron encapuchadas en una zona restringida del altar de la catedral de Cristo Redentor en Moscú, el principal templo ortodoxo del país,

Una vez allí, las mujeres se desprendieron de varias de sus prendas y comenzaron a tocar la guitarra eléctrica, a cantar y a bailar en ropa interior.

"Madre de Dios, echa a Putin", decía la canción, en la que se acusaba al patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, de creer en el Presidente de Rusia y no en Dios.

Tres de las integrantes del grupo fueron detenidas días después: las otras dos participantes en la acción no pudieron ser identificadas.

Una de las acusadas, Samutsévich, ha declarado que si en la catedral hubieran cantado "Madre de Dios, protege a Putin" en vez de "Madre de Dios, echa a Putin" no habrían sido enjuiciadas.

El juicio a las Pussy Riot ha levantado una campaña internacional en favor de su libertad a la que se han sumado figuras del mundo musical de la talla de Paul McCartney, Sting, Madonna, Björk y bandas como Red Hot Chili Peppers.

"Estamos felices de que, sin quererlo, nos hayamos convertido en el epicentro de un gran acontecimiento político en el que se han involucrado fuerzas tan diversas", dijo Tolokónnikova, estudiante de quinto año de Filosofía, en una entrevista al bisemanario opositor Nóvaya Gazeta.

Al preguntarle si en caso de ser condenadas solicitarán un indulto al presidente ruso contestó: "¿A Putin? ¿Es broma? Por supuesto que no lo haremos. Es él quien debe pedir indulto a todos nosotros".

Según una encuesta del Centro Levada, un 65 por ciento de los rusos aboga por la inmediata puesta en libertad de las mujeres, mientras un 26 por ciento pide que sean condenadas a penas de prisión.