El equipo de investigadores de la ONU ha acusado al régimen sirio de Bashar al Assad de la masacre de civiles, del bombardeo de hospitales y de otros crímenes de guerra desde el incremento, en los últimos meses, de sus operaciones para recuperar territorio.

Asimismo, el equipo presidido por el brasileño Paulo Pinheiro ha acusado a los rebeldes, incluidos los combatientes islamistas extranjeros, de crímenes de guerra, como ejecuciones, toma de rehenes y bombardeos de poblaciones civiles.

El informe, que cubre el periodo entre el 15 de mayo y el 15 de julio, asegura que "los perpetradores de estas violaciones y crímenes, en las dos partes, actúan en contra del Derecho Internacional y no temen la rendición de cuentas", por lo que es "imperativo" su procesamiento.

Uso de armas químicas

El documento indica también que se han recogido acusaciones sobre el uso de armas químicas "predominantemente por parte de las fuerzas del Gobierno", pero advierte de que, "con las pruebas actualmente disponibles no es posible llegar a una conclusión sobre el uso de agentes químicos, sus sistemas de lanzamiento o los perpetradores". "Hay una investigación en marcha", añade.

El equipo, formado por 20 investigadores, ha efectuado 258 entrevistas con refugiados, desertores y otros testigos en la región y en Ginebra, algunas de ellas a través de Skype, para efectuar si decimoprimer informe en dos años. Hasta el momento no han obtenido permiso para entrar en Siria pese a sus reiterados requerimientos.

El informe pide una solución política a la guerra civil de Siria e insta a otros Estados a "interrumpir la transferencia de armas a la vista del claro riesgo de que sean utilizadas para cometer graves violaciones contra el Derecho Internacional".