La hasta ahora poco vibrante campaña alemana tomó brío hoy, a nueve días de las elecciones, animada por los comicios del domingo en Baviera, unos sondeos cada vez menos holgados para la canciller Angela Merkel y la polémica desatada por el provocador gesto de su rival socialdemócrata, Peer Steinbrück.

La pose del aspirante a la Cancillería, con el dedo corazón alzado, como diciendo "que les den" a quienes le critican, en la portada del suplemento semanal del periódico muniqués "Süddeutsche Zeitung" centró hoy los comentarios en Berlín, casi tanto o más que las regionales bávaras.

Se trata, según el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, de una expresión desenfadada e irónica. O, según el jefe del grupo parlamentario conservador, Volker Kauder, de una oportunidad para hacerse una imagen nítida del tipo de candidato y de los argumentos que es capaz de exhibir la oposición.

"No tengo palabras", señalaba el portavoz del gobierno, Steffen Seibert, que se zafó con ese guiño irónico -la foto ilustra una entrevista en la que el candidato responde con gestos- de emitir un comentario sin caer en partidismos ajenos a su competencia.

Steinbrück, conocido entre sus compatriotas tanto por su probada competencia en finanzas como por sus ocurrencias o salidas de tono, se convirtió en el personaje del día, por mucho que la agenda preestablecida marcaba que se hablara de Baviera y de sondeos.

El "land" bávaro, arquetipo de prosperidad económica y conservadurismo, elige nueva cámara regional el domingo, una semana antes de las generales, lo que da a esos comicios rango de último test directo sobre el ánimo del votante.

Nueve millones y medio de ciudadanos están llamados a las urnas, para unos comicios que de acuerdo con la tradición se resolverán a favor de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), partido hermanado con la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel.

La CSU es la fuerza dominante desde hace décadas en Baviera y nadie cuestiona que lo seguirá siendo, pues los sondeos le pronostican entre un 45 y un 48 %, frente al 20 % para el SPD.

Las únicas dudas, al parecer, radican en si el primer ministro bávaro y líder de la CSU, Horst Seehofer, recuperará la mayoría absoluta perdida en las anteriores regionales y si su socio de gobierno, el Partido Liberal (FDP), superará el 5 % necesario para obtener escaños.

El destino de los liberales es un factor relevante más allá de Baviera. Son, asimismo, los aliados de Merkel a escala federal y durante meses los sondeos les situaron muy por debajo del mínimo del 5 % también de cara a las legislativas del 22 de septiembre.

El FDP empezó semanas atrás a recuperar terreno en las encuestas, en lo que respecta a los comicios nacionales, pero un revés en Baviera podría alimentar dudas acerca de las posibilidades de Merkel de ser reelegida con su coalición actual.

La alternativa más consolidada, de no lograr la canciller ese objetivo, es el retorno a una gran coalición como la que lideró en su primera legislatura con Steinbrück como ministro de Finanzas.

En medios alemanes se afirmaba hoy que Steinbrück está tanteando ya la posibilidad de dirigir unas negociaciones en esa dirección, en caso de que la CDU no obtenga la mayoría a que aspiran ni tampoco lo consiga el SPD con los Verdes.

Ventaja precaria para Merkel, según ZDF

El último sondeo de la televisión pública ZDF, el Politbarometer, apunta a una ventaja cada vez más precaria para la coalición de la canciller, frente a un hipotético bloque opositor integrado por socialdemócratas, verdes y La Izquierda.

De acuerdo con este barómetro, considerado el más fiable del país, la CDU/CSU obtendrá un 40 %, lo que, sumado al 6 % de sus socios liberales, le daría una muy estrecha mayoría parlamentaria del 46 %.

El SPD de Steinbrück se sitúa en un 26 %, mientras que a sus socios naturales, los Verdes, se les pronostica el 11 %.

A La Izquierda se le vaticina un 8 %, lo que colocaría a ese supuesto bloque opositor en un 45 %.

La posibilidad de una alianza a escala federal con esa formación izquierdista, aglutinante de la disidencia del SPD y el poscomunismo del este, ha sido reiteradamente descartada por Steinbrück y el resto de la cúpula del SPD, lo que, inevitablemente y si el FDP pincha, refuerza la tesis del retorno a la gran coalición.