Decenas de personas murieron hoy al explotar un coche bomba junto a una mezquita en las afueras de Damasco, coincidiendo con la misión de los expertos de la ONU, que investiga sobre el terreno los supuestos ataques con armas químicas cometidos en Siria.

En uno de los atentados más graves registrados desde el inicio del conflicto sirio, en marzo de 2011, un vehículo estalló en la mezquita Jaled bin Walid, en la localidad de Rankus, justo al término del rezo del mediodía del viernes.

La cifra de víctimas mortales oscila entre los treinta y los sesenta, dependiendo de las fuentes, mientras que los heridos se cuentan por decenas.

Entre los fallecidos hay civiles y combatientes rebeldes, explicó a Efe el presidente del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Adelrahman, que documentó una treintena de muertos.

La activista de la red Sham en la periferia de Damasco Iman al Huda elevó los fallecidos a sesenta, un número similar al ofrecido por otros grupos como la Comisión General de la Revolución Siria.

Al Huda dijo a Efe que algunos de los cadáveres han quedado calcinados y que la explosión causó importantes destrozos en los alrededores de la mezquita.

Cuando en la zona, muy concurrida, se comenzaron a celebrar algunos funerales, las tropas del régimen del presidente sirio, Bachar Al Asad, abrieron fuego, según los activistas.

Vídeos difundidos por los opositores muestran cadáveres y restos de un vehículo calcinado, así como numerosos hombres buscando supervivientes entre los escombros, algunos de ellos vestidos con uniforme militar.

Este atentado, del que los medios oficiales no han informado, ha ocurrido en el tercer día de misión de los inspectores de la ONU en Siria, donde tienen planeado investigar en siete lugares blanco de supuestos ataques químicos.

Los expertos permanecerán en Siria hasta el próximo lunes y esperan elaborar un informe sobres sus pesquisas antes de finales de octubre, según un comunicado de la ONU publicado hoy en Damasco.

En su segunda visita, tras la efectuada el pasado agosto, el grupo de expertos ha hecho numerosas entrevistas y ha recibido pruebas y documentos.

Entre los siete lugares en los que la ONU ha visto justificada una inspección figura Jan al Asal, en la provincia septentrional de Alepo, que fue blanco de un ataque el pasado 19 de marzo.

También está la zona de Guta, en la periferia de Damasco, donde la oposición siria acusó al régimen de haber matado a más de mil personas en un ataque químico el 21 de agosto, un suceso que estuvo a punto de desencadenar una intervención militar internacional.

Inspeccionarán, además, tres supuestos ataques ocurridos entre el 22 y el 25 de agosto, entre ellos uno en Yobar, del que el régimen responsabilizó a los rebeldes.

El director del equipo, el científico sueco Ake Sellström, afirmó en la nota que están aplicando los mismos "métodos y técnicas de determinación de los hechos imparciales" que en su primera visita.

Sellström citó "métodos ambientales y epidemiológicos" como el muestreo y análisis de laboratorio, así como entrevistas con los médicos, las víctimas y las partes implicadas.

Los expertos, que pertenecen a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), tienen como tarea determinar si se utilizó armamento químico, pero no establecer quién lo empleó.

Entretanto, el Consejo de Seguridad de la ONU prevé votar esta noche una resolución que articule el proceso de desmantelamiento de las armas químicas sirias, después de que EEUU y Rusia cerraran el jueves un acuerdo sobre este asunto.

El empleo de armas químicas en Siria llevó el mes pasado a un pacto para colocar el arsenal del régimen de Damasco bajo control internacional.

Tras este acuerdo, Siria solicitó adherirse a la Convención sobre las Armas Químicas, y se convertirá el próximo 14 de octubre en el Estado miembro número 190 de la OPAQ.

Al margen de los ataques químicos, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó hoy las violaciones de las libertades fundamentales en Siria, perpetradas tanto por las fuerzas gubernamentales y sus milicias afines como por los grupos rebeldes.