La Cámara de Representantes de EE.UU. lanzó hoy un órdago a la Casa Blanca al aprobar un plan presupuestario que vuelve a atacar la reforma sanitaria y que tiene opciones casi nulas de respaldo en el Senado, lo que coloca al país al borde del primer cierre parcial del Gobierno federal en 17 años.

Tras un maratoniano sábado de reuniones a puerta cerrada y debates en el pleno de la Cámara, los legisladores aprobaron la madrugada del domingo, por estrecha mayoría, un proyecto de ley impulsado por la bancada republicana y que ya ha sido amenazado con el rechazo de los demócratas del Senado y el veto presidencial.

La maniobra supone la culminación de una larga batalla de los republicanos contra la reforma sanitaria aprobada en 2010 por el presidente Barack Obama e ilustra los profundos desacuerdos que persisten 48 horas antes de que se agoten los fondos para financiar todas las actividades del Gobierno y comience el temido "cierre".

"Quiero que el pueblo estadounidense sepa que los republicanos están cerrando el Gobierno. Y lo están haciendo a propósito", dijo en el debate previo a la votación la congresista demócrata Donna Edwards, en un comentario reiterado por varios de sus compañeros.

En realidad, el plan aprobado por la Cámara sí sienta las bases para evitar el cierre del Gobierno, dado que extiende los fondos para las actividades no esenciales de las agencias federales hasta el próximo 15 de diciembre.

Sin embargo, lo hace a través de dos enmiendas que son inaceptables para los demócratas y la Casa Blanca: una que retrasaría la aplicación de la reforma sanitaria al menos un año, y otra que eliminaría un impuesto del 2,3% en los dispositivos médicos. La primera enmienda fue aprobada por 231 votos a favor y 192 en contra, y la segunda por 248 síes y 174 noes.

El presidente de la Cámara Baja, el republicano John Boehner, aseguró tras la votación que aplazar la reforma sanitaria es "lo justo dadas las excepciones que la Casa Blanca ha permitido a grandes empresas y compañías aseguradoras".

Pero el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, ya adelantó el sábado que su hemiciclo "rechazará un retraso de un año en la implementación de la reforma de salud y la cancelación del impuesto sobre equipos médicos", mientras que el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dejó clara la oposición de Obama a la medida.

A lo largo del debate, Boehner ha estado sometido a la presión del sector más conservador de su partido, que insistía en aprovechar la batalla presupuestaria para poner la zancadilla a la ley de salud, dado que una parte clave de esa legislación entra en vigor este mismo martes.

Obama vetará cualquier ley enmendada por la Cámara de Representantes, donde los republicanos son mayoría, que pretenda retrasar la entrada en vigor de gran parte de la reforma del sistema sanitario, conocida como 'Obamacare', a cambio de un nuevo techo de deuda, según ha anunciado este sábado la Casa Blanca en un comunicado.

En el comunicado, la Casa Blanca enfatiza su defensa en el peligro de que la Administración estadounidense sucumba a un "dañino" colapso y traslada el "fuerte" rechazo del Gobierno de Obama. Además de retrasar la implantación del 'Obamacare', el Partido Republicano aspira a revocar los impuestos aplicados al instrumental médico, una fuente de financiación fundamental para la reforma sanitaria, la principal apuesta política del presidente.