El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, logró hoy una cómoda reelección que le afianza dentro del Partido Republicano para una posible candidatura presidencial en 2016, mientras los votantes de Virginia castigaron al Tea Party y eligieron para liderar ese estado al demócrata Terry McAuliffe.

La victoria de Christie supone, a nivel nacional, un impulso para el sector más moderado de los republicanos frente al empuje del movimiento derechista del Tea Party, derrotado hoy con el fracaso del candidato conservador a gobernador en Virginia, Ken Cuccinelli.

Christie, de 51 años, se impuso con facilidad a su rival demócrata, Barbara Buono, y logró un apoyo significativo entre grupos de población que en general han dado la espalda a los republicanos en los últimos años, como las mujeres y las minorías.

Durante su primer mandato en un estado tradicionalmente demócrata como Nueva Jersey, Christie logró equilibrar el presupuesto sin aumentar los impuestos y puso en marcha una reforma educativa.

Su respuesta decidida en la reconstrucción del estado, que fue el más afectado proporcionalmente por el huracán "Sandy" el año pasado, así como su insistencia en colaborar con la oposición y su personalidad franca y abierta le han dado una victoria mucho más amplia que la que obtuvo en 2009.

En su discurso de agradecimiento por la victoria, Christie prometió que gobernará "con el espíritu de Sandy", como la población de Nueva Jersey que se unió ante ese desastre "sin importar ideología, procedencia o color", y cargó una vez más contra lo que considera "inoperancia" de la clase política en Washington, sin hacer distinciones entre partidos.

"Chris podría fácilmente convertirse en nuestro candidato (para las elecciones de 2016), salvar a nuestro partido y ayudarnos a devolver a este país al camino correcto de nuevo. No se puede encontrar a nadie mejor que Christie", anticipó el pasado domingo quien fue el aspirante republicano a la Casa Blanca en 2012, Mitt Romney.

Si Nueva Jersey es un bastión demócrata, Virginia era un feudo conservador hasta hace muy pocos años y su actual gobernador es el republicano Robert McDonnell. A McDonnell lo sustituirá a partir de ahora el demócrata McAuliffe, cuya victoria frente a Cuccinelli fue más ajustada de lo que auguraban los sondeos.

McAuliffe fue el más votado entre las mujeres y los residentes de las áreas cercanas a Washington, la capital del país, mientras que Cuccinelli se llevó el respaldo de los propietarios de armas y de los habitantes de zonas rurales.

Es la primera vez en cuatro décadas en la que el partido que controla la Casa Blanca, en este caso el demócrata, se lleva a la vez la gobernación de Virginia.

Tras proclamarse vencedor, McAuliffe abogó en su discurso por colaborar con los republicanos para que Virginia sea un ejemplo de "liderazgo pragmático" para fomentar la creación de empleos en el estado. McAuliffe contó para su campaña con el apoyo de dos "pesos pesados" dentro del Partido Demócrata, Bill y Hillary Clinton, quienes lo acompañaron en varios mítines, y también del presidente de EE.UU., Barack Obama, quien lo llamó por teléfono para darle la enhorabuena por la victoria.