Entró en la vida política con un gran estruendo, lograr dar el salto al Parlamento con el mayor número de votos de entre todos los candidatos, y se marcha soltando algunas tracas finales: Yanis Varoufakis dimite como ministro de Finanzas griego y lo hace portando "con orgullo el aborrecimiento de los acreedores".

Apenas unas horas después del gran triunfo del "no" en el referéndum celebrado ayer en Grecia sobre la propuesta de acuerdo de los acreedores, se ha hecho realidad lo que se venía rumoreando desde hace días.

Pasara lo que pasara, Varoufakis tenía que marcharse, en aras de tener la mínima opción de lograr un acuerdo con los acreedores.

"Minister no more" (Ya no soy ministro) ha sido el titular que él mismo ha puesto al anuncio de dimisión, por twitter y su blog personal, fiel así a su línea de salirse de los cánones habituales.

Desde el primer día en que entró en contacto con sus colegas europeos, el estilo cuando menos peculiar de este economista chocó en un mundo rodado, repleto de políticos con larga trayectoria.

Algunos, como el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, se quejaron abiertamente de su estilo poco habitual y de un comportamiento que no pocos calificaron de arrogante y alejado de la realidad política.

Al mismo tiempo, en Grecia se convertía en una superestrella y allí donde iba, la gente le abrazaba y le arengaba a seguir en primera línea del frente.

Varufakis decía no sentirse nada especial y estar únicamente al servicio del pueblo, pero era evidente que disfrutaba con este protagonismo mediático.

Pocos días después de estrenarse en el cargo, Varoufakis recibió al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y no dudó en espetarle, durante una rueda de prensa conjunta, que el Gobierno griego no reconocía a la troika como interlocutora válida en las negociaciones con los acreedores.

Inmediatamente las redes sociales se llenaron de memes que retrataban al ministro como un superhéroe al estilo de "Terminator" o "Superman". Fue el inicio de Varoufakis como fenómeno social.

A partir de ahí cada actuación del titular griego de Finanzas era objeto de comentarios, desde su vestimenta, como la que lució en la reunión con su homólogo británico que le reportó duras críticas por parte de algunos medios anglosajones, hasta, por descontado, sus declaraciones y las diversas entrevistas que concede casi a diario a la prensa internacional.

En abril, sus constantes choques con sus colegas europeos llevaron al primer ministro, Alexis Tsipras, a retirarlo de la línea de fuego nombrando al viceministro de Exteriores, Euclidis Tsakalotos, encargado de Relaciones Internacionales Económicas, como negociador principal en Bruselas.

Su desaparición de la primera fila de la negociación no supuso, sin embargo, que su principal reivindicación, la de una reestructuración de la insostenible deuda griega, dejara de estar sobre la mesa.

Sigue siendo la principal reivindicación del Gobierno izquierdista que ha recalcado una y otra vez que sin esta perspectiva y un importante plan de inversiones no hay reforma que pueda prosperar en Grecia.

Varoufakis nació el 24 de marzo de 1961 en Atenas y posee la doble nacionalidad griega y australiana.

Se formó en matemáticas y estadística y se doctoró en Economía en la Universidad de Essex (Reino Unido) en 1987.

De esta misma universidad fue profesor de Economía y Econometría, puesto que también ha ocupado en centros universitarios de East Anglia (Reino Unido), Cambridge, Glasgow, Texas y Sydney hasta que en el año 2000 decidió volver a su Grecia natal para enseñar Teoría Económica en la Universidad de Atenas, puesto del que actualmente está en excedencia.

Varoufakis ha participado activamente en el debate de los últimos años sobre la crisis del euro, surgida en 2008, de la que ha hablado en sus libros y ensayos.

Entre ellos destaca la obra "El Minotauro Global" (Capitán Swing, 2012), un análisis sobre las causas de la crisis económica global, o "A modestal proposal" (Una propuesta modesta), donde propone soluciones para acabar con la actual debacle económica y que publicó en 2010 junto a los también economistas Stuart Holland y James K. Galbraith.

Antes de unirse como asesor a Syriza, el hasta hoy titular de Finanzas fue de 2004 a 2006 asesor económico en el Gobierno del socialdemócrata Yorgos Papandreu, con cuyas políticas fue muy crítico después.