El primer ministro húngaro, Víktor Orbán, ha anunciado este viernes que a partir de la próxima semana se comenzará a detener a aquellos que entren de manera ilegal en el país en virtud de las leyes contra la inmigración aprobadas recientemente.

Orbán ha denunciado que los inmigrantes y refugiados se han revelado contra las autoridades húngaras, tomando estaciones de tren y negándose a registrarse durante los últimos días.

"Considerando que nos estamos enfrentando a una rebelión de inmigrantes ilegales, la Policía ha hecho su trabajo de una manera destacable, sin usar la fuerza", ha declarado Orban tras reunirse con el líder del Partido Popular Europeo en la Eurocámara, Manfred Weber.

En este sentido, ha anunciado que a partir del 15 de septiembre, cuando las nuevas leyes entrarán en vigor, los inmigrantes que crucen la frontera de Hungría de manera ilegal serán detenidos.

Por otra parte, el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, ha señalado este viernes que Hungría podría recibir entre 400.000 y 500.000 refugiados antes de finales de año. Más de 170.000 inmigrantes, en su mayoría refugiados que huyen de conflictos en Oriente Próximo, han entrado en Hungría en lo que va de año, según los registros oficiales.

Miles de refugiados partieron hoy en los trenes que iban la frontera con Austria, para cruzar andando, o hasta Viena y Múnich. Según las autoridades austríacas, casi 12.000 refugiados han llegado a la localidad fronteriza de Nickelsdorf en poco más de 24 horas procedentes de Hungría, lo que obligó a cortar el tráfico rodado de una autopista por "razones de seguridad".eso

Lanzamiento de comida

Mientras tanto, una activista austriaca ha filmado un vídeo clandestino sobre las condiciones "inhumanas" del campo de refugiados húngaro de Röszke, en el que los inmigrantes son tratados como "animales".

Michaela Spritzendorfer acudió con un grupo de amigos el pasado miércoles a ese centro situado en la frontera con Serbia para entregar alimentos, ropa y medicinas que habían reunido para los refugiados.

Tras entregar la comida y la ropa, le indicaron que debía entregar los medicamentos en el Campo Röszke 1, donde subió a la primera planta y desde allí grabó lo que sucedía durante el reparto de alimentos a las 20.00 horas en el patio inferior.

En las imágenes se observa cómo los policías húngaros, algunos con cascos antidisturbios y mascarillas sanitarias, arrojan bocadillos a varias decenas de personas de forma aleatoria, con mujeres y niños observando la situación mientras una multitud de hombres lucha por alcanzar la comida.

Los reunidos hacen gestos con las manos para atraer la atención de los policías y así conseguir que les lancen un bocadillo.

"No podía creer lo que veía", explicó a Efe Spritzendorfer.

"Tras un segundo te das cuenta de que lo que ves son personas, mujeres, familias con niños. Y la masa de gente en medio. Entonces te das cuenta de que les arrojan bocadillos. Saqué la cámara y lo grabé, porque me pareció totalmente irreal", aseguró.

Investigación

La policía húngara informó de que ha abierto una investigación interna para aclarar los hechos.

La activista consideró que la situación allí es "indigna", "inhumana" e impropia de los valores que Europa dice defender.

"Es indigno que a personas que han pasado meses huyendo de la guerra y que llegan a Europa buscando seguridad se las trate como a animales, con policías arrojándoles bocadillos porque son incapaces de organizarse para entregar a 150 o 250 personas un bocadillo", criticó la activista.