Bernie Sanders se ha apuntado una nueva victoria en las primarias demócratas de EEUU para lograr la nominación presidencial frente a su rival Hillary Clinton, mientras que en el campo republicano no hubo sorpresas y Donald Trump ganó las dos primeras contiendas a las que se presentó ya sin rivales.

En Virginia Occidental, los votantes tanto demócratas como republicanos estuvieron llamados a las urnas la noche del martes, dando la victoria a Sanders y Trump respectivamente, mientras que en Nebraska (centro de EEUU), sólo votaron los republicanos, que también auparon al magnate neoyorquino.

Las encuestas ya eran muy favorables a Sanders, por lo que, a diferencia de lo sucedido en casos anteriores como Michigan o Indiana, su victoria en Virginia Occidental, uno de los estados más pobres de EEUU, mayoritariamente blanco y con fuerte dependencia de la decadente industria minera, no fue una sorpresa.

"Virginia Occidental es un estado de clase trabajadora como muchos otros en este país, como Oregón, y la gente trabajadora está sufriendo", se dirigió Sanders a sus simpatizantes en un mitin en Oregón, uno de los próximos estados en votar, tras conocer que se había impuesto a Clinton por un amplio margen en Virginia Occidental.

"Lo que han dicho sus habitantes esta noche y que confío que dirán también los de Oregón es que necesitamos una economía que funcione para todo el mundo, no sólo para el 1 % (en referencia a los más acaudalados)", añadió el veterano senador, autoproclamado socialista democrático.

Pese a la victoria de hoy, Sanders sigue muy por detrás en número de delegados respecto a la exsecretaria de Estado y lejos de los 2.383 delegados necesarios para lograr la nominación de forma automática en la convención del partido que se celebrará en julio en Filadelfia (Pensilvania).

Aun así, las buenas noticias para su campaña son que, del mismo modo que lo era Virginia Occidental, las próximas citas electorales en el proceso de primarias del Partido Demócrata le son a priori favorables, ya que los próximos estados en votar serán Kentucky (también de fuerte tradición minera y empobrecido) y Oregón.

"Estamos en esta campaña para ganar la nominación demócrata. Lucharemos por cada uno de los votos en Oregón, Kentucky, California, las Dakotas...", aseguró Sanders, quien pese a reconocer que tiene frente a sí "un camino empinado", dijo estar acostumbrado a este tipo de situaciones y se mostró convencido de que "todavía queda un sendero hacia la victoria".

Si el senador por Vermont conserva alguna esperanza de recortar un número significativo de delegados a Clinton, esta tiene que pasar por California, el estado más poblado del país, en el que se reparte el mayor número de delegados (475) y donde las últimas encuestas reflejan que Sanders puede lograr un buen papel.

California será de los últimos estados en votar el próximo 7 de junio, una jornada en la que también están llamados a las urnas los ciudadanos de Montana, Dakota del Sur, Dakota del Norte y Nuevo México (a priori favorables a Sanders) y Nueva Jersey (donde Clinton es la favorita).

En el bando republicano, tras las renuncias de Ted Cruz y John Kasich la semana pasada, sólo había una duda esta noche, y esta era si los votantes conservadores de Nebraska, donde Cruz era favorito antes de retirarse, podían dar una sorpresa sin precedentes y negar la victoria al único candidato en liza.

Sin embargo, la jornada no dejó ninguna sorpresa y Trump se impuso por márgenes muy amplios tanto en Virginia Occidental como en la citada Nebraska, sumando así más delegados de cara a los 1.237 que necesita para lograr la nominación de forma automática en la convención del partido que se celebrará en julio en Cleveland (Ohio).

La de hoy fue la primera noche electoral en la que, tras ganar en un estado, Trump no dio un mitin ante simpatizantes ni una rueda de prensa, lo que permite visualizar el cambio de rumbo que ha tomado su campaña desde que quedó en solitario y que ya se centra en la elección presidencial de noviembre.