La canciller alemana, Angela Merkel, reconoció hoy la inseguridad que han generado en el país los atentados yihadistas de Würzburg y Ansbach, cometidos por refugiados, pero defendió su política de acogida y aseguró que Alemania superará la "prueba histórica" a la que se enfrenta.

En una multitudinaria rueda de prensa tras interrumpir sus vacaciones, Merkel intentó conjurar los miedos de los alemanes tras los ataques registrados en el estado de Baviera y también contestar a quienes la acusan de haber infravalorado los peligros de acoger a cientos de miles de refugiados.

La canciller recordó las criticadas palabras que pronunció hace once meses -"vamos a conseguirlo"- y, tras señalar que nunca dijo que fuera a ser fácil, volvió a mostrarse convencida de que el país conseguirá afrontar con éxito esa "tarea histórica".

Su comparecencia, de más de hora y media de duración, giró en torno al ataque cometido en un tren cerca de Würzburg por un menor refugiado afgano, que hirió a cinco personas con un hacha y un cuchillo antes de ser abatido por la policía, y a la bomba que detonó este domingo en Ansbach un solicitante de asilo sirio de 27 años, que murió en la explosión e hirió a quince personas.

Ambos atentados han sido reivindicados por el autodenominado Estado Islámico y Merkel asumió que demuestran que el terrorismo yihadista ha llegado a Alemania, pero hizo hincapié en que los culpables no son los refugiados.

Esa dos personas se "burlaron" de su país de acogida, de todos los refugiados que han llegado a Alemania huyendo de la persecución y de la guerra y de los voluntarios que los atienden.

Su intención, advirtió la canciller, es atacar un estilo de vida y a una sociedad abierta, poner a prueba la unidad y quebrar la voluntad de acogida, por lo que hay que enfrentarse a ellos y "no desviarse" del camino emprendido.

Plan de medidas

Merkel presentó un plan de medidas con varias de las iniciativas ya puestas en marcha o anunciadas para, por ejemplo, mejorar el registro de los refugiados, agilizar las expulsiones de aquellos a quienes no asista el derecho a asilo o que delincan, y posibilitar la intervención del Ejército en caso de alerta terrorista grave.

Recordó, sin embargo, que abordar este desafío exige de la colaboración europea y admitió su decepción por la "poca disposición" de algunos socios a compartir responsabilidades ante la crisis de los refugiados.

Tras lamentar la "inseguridad generalizada" que han provocado los atentados protagonizados por refugiados, subrayó que la responsabilidad del Estado es restaurar la confianza de los ciudadanos y garantizó que se hará "todo lo humanamente posible" para incrementar la seguridad.

La clase política, recalcó, no puede actuar desde el miedo y debe velar por el artículo 1 de la Constitución alemana, que garantiza que la dignidad humana es inviolable y que respetarla y protegerla es obligación de todo poder público.

Merkel hizo hincapié en que Alemania está "en guerra contra el Estado Islámico", pero no está "en ninguna guerra contra el islam", y descartó ampliar la colaboración que presta el país a la coalición internacional que lucha contra el grupo yihadista en Siria e Irak.

Críticas contra Merkel

Aseguró que cuenta con el apoyo del vicecanciller, el líder socialdemócrata Sigmar Gabriel, y se comprometió a trabajar para recuperar a los ciudadanos que dirigen su mirada a partidos ahora extraparlamentarios, como la derecha radical de Alternativa para Alemania (AfD).

Además del discurso de tintes xenófobos de este partido, Merkel afronta las críticas de los conservadores de Baviera, partido hermanado a la Unión Cristianodemócrata (CDU) que la canciller preside y especialmente duro con la política de acogida de Berlín.

Baviera se convirtió el pasado verano en la vía de entrada de cientos de miles de refugiados que llegaban a Alemania desde el sur de Europa y ha sido el estado azotado por los primeros atentados reivindicados en el país por el Estado Islámico.

Merkel negó que esté atravesando su momento más difícil o que esté agotada y dejó abierta hoy la posibilidad de optar a una nueva reelección en las generales previstas para 2017 tras tres legislaturas al frente del Gobierno.