"Que Dios se lo perdone, lo siento mucho por él". Así reaccionó este sábado Manuela Argiz, de 103 años de edad, cuando el alcalde de Láncara, Darío Piñeiro, le comunicó el fallecimiento de su primo Fidel Castro, al que solo había visto una vez, cuando visitó el pueblo en 1992. "A pesar de su edad, Manuela está muy bien de cabeza", comenta el máximo regidor de la localidad natal del padre del desaparecido líder cubano. No le sucede lo mismo a otra de las primas de Fidel Castro, Victoria López Castro, una octogenaria que padece alzhéimer y está ingresada en un geriátrico de Oleiros. Su hermana Estela se trasladó a Cuba hace unos años. Ambas son hijas de Juana Castro, una tía de Fidel Castro a cuyo nombre está registrada la casa donde nació Ángel Castro Argiz, padre de los hermanos Castro.

Hace diez años, en octubre de 2006, Victoria visitó Cuba con una delegación del municipio de Láncara pero no pudo ver a su primo Fidel, que estaba recuperándose de una operación quirúrgica intestinal. "Le llevé unas botellas y un perfume que sé que le gusta, pero no se lo pude dar personalmente porque no me dejaron verle -comentaba a FARO DE VIGO unos meses más tarde-. Le dejé los regalos a su barbero, Silvino, que está siempre con él y se encargó de hacérselos llegar".

Victoria recordaba entonces la visita de Fidel Castro a Láncara el 28 de julio de 1992. "Fue la única vez que vino y será la última -vaticinaba-. De aquella estaba muy bien; un poco mareado por los viajes y por toda la gente que le rodeaba. La verdad es que yo tenía miedo por Fidel porque nunca había visto tantos policías armados? veías los fusiles por los árboles. Yo no sabía muy bien por qué tenían que registrar mi casa, pero me dijeron: 'Tu casa es la que más hay que revisar, porque aquí han estado periodistas de todo el mundo'. Sí, tuve mucho miedo por Fidel, pero al final todo salió bien, con la comida que se hizo aquí al lado de mi casa".

Quien no guarda tan buenos recuerdos de aquella visita de Fidel Castro a Láncara es su prima Manuela, pues ni siquiera le dejaron saludarle. "Fue la única vez que lo vi. Dio unas vueltas a la casa y ni siquiera nos saludó ni a mi hermana ni a mí -recordaba Manuela hace un año-, y solo habló con otras primas de la aldea de Armea. Estaba como rodeado por un muro de hombres y no pudimos acercarnos".

Sobre la personalidad de Fidel Castro, su prima Victoria señalaba hace diez años que "en persona es otro, no es el que se ve siempre enfadado? Con los familiares es dulce, cariñoso". Recordaba especialmente las atenciones de su primo durante el año que pasó en Cuba entre 1982 y 1983: "Yo llegaba de Suiza, donde había estado 20 años, y estaba muy débil. Fidel puso todo su servicio a mi disposición: chófer, médico, incluso una casa preciosa en Cojímar, a la orilla del mar? Vine nueva".

Eladio Capón, anterior alcalde de Láncara, apunta que cuando le visitó por primera vez en Cuba, Fidel estaba al tanto de cómo vivían sus familiares de Láncara, "y de hecho me preguntó que cuántas vacas tenían sus primas; le dije que exactamente no lo sabía, pero que eran entre 7 y 8".