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«La religión del Che era la fuerza del amor y él amaba de forma intensa»

Aleida Guevara (La Habana, 24 de noviembre de 1960), integrante del Partido Comunista de Cuba, es doctora como su padre, el mítico guerrillero argentino Ernesto Che Guevara, un parentesco que ha marcado su vida. Es concretamente hija de su segundo matrimonio, el que formó en los últimos años de su vida con la guerrillera cubana Aleida March, con la que tuvo en total cuatro niños. Visita Tenerife invitada por el Festival Internacional de Documentales MiradasDoc.

¿Es difícil ser hija del Che, uno de los personajes más icónicos de la historia?

No, todo lo contrario, es un orgullo enorme. Mi papá siempre decía que no quería que sus hijos fueran personas especiales, sino personas dignas del pueblo donde vivían. Y yo creo que eso lo hemos logrado.

¿Cómo vería el mundo actual?

Papá miraba siempre al futuro. En su momento, presagió cosas importantes. En 1965 ya hablaba del derrumbe del bloque soviético. Para interpretarlo, lo mejor es leerlo directamente a él. Además, escribió mucho... y bien. Insistía en que el imperialismo yanqui no se podía aceptar. Y es verdad. Cada vez que Cuba ha bajado la guardia, lo ha pagado con creces. El enemigo es muy poderoso. Esa es la realidad de América Latina y en eso todo sigue igual. Por ejemplo, ahí está Venezuela. El problema de Venezuela es muy fácil de entender si se sabe que EE UU compraba el barril de petróleo entre 5 y 7 dólares. Ahora tiene que pagar el precio internacional y eso no le conviene.

Su madre, en el libro «Evocación», en el que habla de cómo se enamoró del Che, aclara algunos episodios de los que asegura que se dieron versiones falsas. ¿Hay alguna de estas versiones falsas que le llamara la atención?

Hay tonterías tremendas, algunas mentiras que son tan absurdas que nunca nos han importado en absoluto. Mi padre y Fidel son seres humanos y, por tanto, no son perfectos. Eso significa que pueden cometer errores. Pero es como decía Martí: «El sol tiene manchas pero como da tanta energía, nadie es capaz de ver esas manchas». Y eso nos pasa con estos personajes: dieron tanto que si tienen manchas prácticamente ni las vemos.

El Che escribió en 1965 a su madre: «Estoy cada vez más enamorado de ti y cada vez más atraído por la casa, por los niños, por todo ese mundo que me limito a imaginar, dado que no me es posible vivirlo». Si difícil fue para él esa ausencia, más lo debió ser para su madre y usted misma.

El Che era un hombre muy romántico. Hay una carta que a mí me encanta donde él le deja dicho a mamá: «Si sientes mi presencia, no des vuelta, no rompas el conjuro». Su religión era la fuerza del amor. Y el amaba de forma intensa. Es lindo que un hombre valiente como él tenga esa sensibilidad. La gente siempre piensa en una parte del personaje pero no ve al personaje completo. Y el sacrificio humano que hacen estos hombres es extraordinario. Es desprenderse de lo que más aman, de lo que les gustaría tener y no pueden.

¿Se sintió abandonada por él?

En absoluto. En primer lugar, mi papá no se fue a otro planeta; se fue a luchar por un mundo más justo para todos nosotros. Yo estoy en el centro de ese mundo; soy parte de él. Así es que mi papá arriesgó su vida para que yo tuviera un mundo mejor. Claro que hay añoranza. Es lógico. Yo crecí sin ese papá. Pero al mismo tiempo entiendo el amor inmenso de mi madre hacia él. Años después, ella se volvió a casar. Pero el Che era un capítulo aparte. Ella no nos hablaba apenas de él. Hizo un dique de contención para soportar esa añoranza del profundo amor que sintió por él y si hablaba, temía romper ese dique. Durante muchos años, nosotros ni siquiera supimos cómo fue la relación entre ambos hasta que ella escribió Evocación. Ahí lo dice prácticamente todo. Mi madre venía de una familia campesina y los campesinos son muy buena gente pero muy reservados.

¿Cómo era el Che padre?

Era muy niña pero recuerdo sobre todo que era muy besucón. Nos abrazaba constantemente. Ella no era así. Mi mamá murió en vida cuando murió el Che. Si siguió adelante al principio fue casi por inercia. Le costó mucho superar todo aquello... Él trabajaba 16 horas diarias. Cuando llegaba a casa, yo ya estaba durmiendo. A veces me iba al cuarto de mamá y le decía que iba a quedarme con ella para que no estuviera sola. Me acostaba, me dormía y, cuando él venía, me cogía y me llevaba en sus brazos hasta mi cuarto. Recuerdo que me besaba tan fuerte que casi siempre me despertaba. Tengo una anécdota muy bonita. De niña le cogí miedo a la oscuridad. Mi mamá, entonces, me leyó un cuento de un niño al que le pasaba lo mismo pero que venció ese miedo porque lo protegía un león. Mamá se lo contó y él me regaló un león de peluche. Iba a todos lados con él y se me fue el miedo. Todavía conservo el león.

La muerte de Fidel Castro y la llegada a la Presidencia de EE UU de Donald Trump abren un futuro sombrío para Cuba. ¿Se plantea el país una transición hacia la democracia?

En Cuba no habrá transición; habrá un proceso de continuidad. Tenemos que potenciar la educación porque en Cuba pensamos que para que un pueblo sea libre, debe ser culto. En eso estamos, en perfeccionar nuestro socialismo.

Pero en Cuba no hay elecciones, no hay alternativas políticas al comunismo. La gente vive en una especie de alienación basada en las heroicidades revolucionarias y la amenaza yanqui...

En Cuba sí hay elecciones; hay elecciones municipales, provinciales y nacionales. Sí es verdad que no hay partidos, pero son elecciones donde el pueblo denomina a los candidatos desde la base. Cada ley se discute con el pueblo: con los comités de defensa de la revolución, con las federaciones de mujeres, con los centros de trabajo...

Pero hay un partido único y una involución alrededor de unos ideales que pudieron tener su momento pero que parecen desfasados...

Hay que vivir las realidades de cada país para comprenderlo. Y con Cuba nunca ha habido la menor comprensión. Mire, el acoso que sufrimos es muy fuerte. Estados Unidos financia cinco emisoras de radio que emiten en español y se gasta, aparte, 24 millones de dólares anuales por una televisión para Cuba. ¿Sabe a qué país pidió ayuda la Organización Mundial de la Salud cuando surgió el ébola? No fue a ningún país de Europa ni a Estados Unidos. Pidió ayuda a Cuba. ¿Cuándo ha visto un dictador que no solo se preocupa por la salud y la educación de su pueblo, sino por la salud y la educación de la humanidad? Nunca. ¿Que hay que perfeccionar el socialismo? Cierto. ¿Que hay que mejorar un montón de cosas en Cuba? Cierto. La gente necesita vivir mejor. Por eso luchamos contra el bloqueo de Estados Unidos, todos los días, un bloqueo criminal e injusto. ¿Por qué no podemos tener una relación comercial justa? ¿Porque pensamos diferente? ¿Porque somos cubanos? ¿Sabe qué grupo empresarial tuvo un comportamiento excelente ante el bloqueo de Cuba? El grupo español hotelero Meliá. Les amenazaron con cerrarles los dos hoteles que tenían en Miami si mantenían los de Cuba. Pues el Grupo Meliá tuvo la dignidad de mantener los hoteles de Cuba, porque era justo y por dignidad. Hoy tiene más de 16 establecimientos en Cuba.

¿Cómo se ve en Cuba que en España haya monarquía, aunque, eso sí, constitucional?

No logro entender que en Europa todavía haya reyes, como en España. Me parece una cosa absurda pero eso es un problema de los españoles. ¿Hablan de democracia en un sitio donde hay una corona? ¿Quién elige al rey? ¿Qué es eso? No entiendo qué democracia puedes exigir cuando todavía vives en el feudalismo. La democracia es el poder del pueblo. Yo he visto a la vieja Europa salir a las calles en contra de las guerras. Sin embargo, sus gobiernos mandan tropas a esas guerras. ¿Dónde está el poder del pueblo?

Ahora llega Donald Trump. ¿En Cuba temen que la mejora de las relaciones con Estados Unidos se vaya al traste?

Trump no nos quita el sueño a los cubanos. Estamos acostumbrados a los shows de los presidentes de Estados Unidos. Claro que Trump es peligroso, claro que para Cuba puede haber un retroceso... Ya Obama dijo que el bloqueo era absurdo.

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