El ultraderechista holandés Geert Wilders inició este sábado la polémica campaña del Partido de la Libertad (PVV), para las elecciones de 15 de marzo, en un barrio humilde y multicultural de Rotterdam, rodeado de sus seguidores y ante la expectación internacional.

"Si lo que buscáis es tener de nuevo en vuestras manos a este país, solo podéis votar por un partido. Hay mucha escoria marroquí en Holanda que hace que las calles sean inseguras", advirtió este sábado Wilders a sus seguidores.

En medio de una estricta seguridad y perseguido por decenas de cámaras de televisión procedentes de todas partes del mundo, prometió "desislamizar" Holanda y "devolverla a los holandeses".

Wilders ha elegido empezar su campaña de tres semanas en una zona un tanto peculiar pero también estratégica, por la existencia de pobreza y delincuencia.

Lo hizo en Spijkenisse, un barrio pluricultural de Rotterdam, una ciudad portuaria donde reside una importante población musulmana y cuyo alcalde, Ahmed Aboutaleb, es el primer político de origen marroquí al mando del ayuntamiento de una importante ciudad europea.

Wilders se paseó primero por el mercadillo de los sábados que acoge este barrio popular y después caminó unos metros entre la gente.

El populista repartió abrazos, besos, se hizo fotos y selfis con sus seguidores, especialmente las mujeres, y también entregó un papel del tamaño de un folio que recogía su programa electoral al completo.

Sus planes son deshacerse de la Unión Europea, que considera causante tanto de los recortes económicos que se aplicaron en los años pasados en el país como de los problemas sociales, que atribuye a la crisis de los refugiados.

Aseguró que restablecería los controles fronterizos para "decidir quién entra" a Holanda.

Asimismo, prometió cerrar todas las mezquitas, prohibir el Corán y encargarse de esa "escoria" de marroquíes, en referencia a una comunidad que, incluyendo la tercera generación, supone el 2,2 por ciento del total de población holandesa.

"Venimos a darle nuestro apoyo. Él no está solo. Es el único que defiende a los holandeses de verdad y que va a recuperar nuestro país", dijo a Efe Marcela, una mujer de unos treinta años que acudió a primera hora de la mañana para arropar a Wilders.

Un pequeño grupo de manifestantes también se dio cita en el acto de campaña de Wilders para gritar consignas contra el político antiislamista y euroescéptico.

El acto ha contado con decenas de agentes y seguridad adicional para proteger a uno de los políticos más amenazados del país y que desde hace más de una década únicamente aparece en público con guardaespaldas.

Wilders está en el punto de mira desde el asesinato en 2004 del cineasta holandés Theo van Gogh, autor de múltiples críticas y declaraciones polémicas contra la inmigración y el fundamentalismo islámico.

El inicio de la campaña también estuvo acompañado de unas polémicas consignas pintadas en la mezquita Moluccan, en Waalwijk, en el sur del país.

Grandes pintadas de 'Que le jodan a Alá' y 'Que le jodan al ISIS', en referencia al grupo terrorista Estado Islámico, aparecieron tanto en el templo religioso como en varias casas de la ciudad.

Interés internacional

La jornada ha suscitado un gran interés internacional, ya que las elecciones holandesas son las primeras este año en Europa que medirán, a través de Wilders, el peso del populismo en la región, tendencia creciente desde la victoria de Donald Trump en EEUU.

De hecho, Wilders habló tanto en neerlandés como en inglés para exponer los puntos principales de su programa electoral, que no incluye Educación, Sanidad, ni otras cuestiones de interés nacional.

El PVV lidera la mayoría de las encuestas de intención de voto conocidas en los últimos meses, y encabezaría al Parlamento holandés con hasta 30 escaños, por delante del Partido Popular y Democrático (VVD) del actual primer ministro, el liberal Mark Rutte.