El nuevo magistrado del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Neil Gorsuch, ha garantizado su independencia judicial y ha asegurado que ninguna persona, ni siquiera el propio presidente, Donald Trump, estará "por encima de la ley".

En el marco del segundo día de su audiencia de confirmación del cargo, Gorsuch ha respondido este martes a diferentes cuestiones ante el comité judicial del Senado acerca del papel que tendrá al ocupar la vacante del Supremo que ha quedado vacía durante más de un año y que ha enfrentado a republicanos y demócratas durante toda la carrera presidencial.

Al ser cuestionado acerca de si podría llevar al presidente a rendir cuentas acerca de alguno de sus actos, el magistrado, de corte conservador, ha respondido tajantemente que "ninguna persona está por encima de la ley".

Asimismo, ha asegurado que nadie de la Casa Blanca le ha pedido ningún tipo de compromiso, y ha garantizado que no le ha ofrecido ninguna promesa a nadie sobre cómo dirigirá ninguno de sus casos, si bien se ha abstenido de detallar cómo abordará cuestiones polémicas como el aborto, las regulaciones sobre la tenencia de armas o el veto migratorio del presidente, tal y como resume el diario 'The New York Times'

El puesto que ahora cubre Gorsuch ha estado libre desde el 13 de febrero de 2016, cuando falleció el magistrado Antonin Scala. El Gobierno de Barack Obama intentó colocar a Merrick Garland, pero su designación fue bloqueada por los senadores republicanos aduciendo que era mejor esperar a las elecciones presidenciales del pasado 8 de noviembre.

El magnate neoyorquino definió a Gorsuch, cuando desveló el nombre de su candidato, como un "brillante jurista" con un "excelente intelecto" y un "estilo incisivo". Destacó su concepto de lo que debe ser la función jurisdiccional, centrada en "la interpretación de la ley", no en la "imposición de preferencias, prioridades o ideologías políticas propias".

Gorsuch, que había trabajado hasta su nombramiento en un tribunal de apelaciones, entró en el circuito del Tribunal Supremo en 2006 de la mano de George W. Bush, por lo que se espera que sea ratificado en el Senado.

Los republicanos cuentan con una mayoría de 52 frente a 48 en la cámara alta pero necesitan al menos 60 votos para confirmar a Gorsuch y los demócratas avanzaron que habrá pelea.