El programa electoral de la candidata de los ‘tories’, Theresa May, se basa en las líneas maestras de la denominada filosofía del ‘conservadurismo compasivo’ que ya deslizó su predecesor, David Cameron, y que se resume en políticas de centroderecha con fines inclusivos, es decir, que traten de alcanzar a todos los segmentos de una sociedad, la británica, donde el concepto de clase aún posee una influencia determinante.

Su lema de campaña, ‘Forward Together’ (Adelante Juntos) es un ejemplo y se contrapone al ‘For the many, not the few’ (Para todos, no para unos pocos), del Partido Laborista. No obstante, la incertidumbre del ‘Brexit’ y los últimos golpes del terrorismo parecen haber endurecido su discurso, que queda también sujeto a la incertidumbre que se abre tras su ajustada y amarga victoria. Estas son algunas de sus propuestas.

Inmigración

La inmigración es el factor sobre el que ha pivotado la política británica en los últimos años y el que ha tenido una importancia capital en el deseo de los ciudadanos del Reino Unido de abandonar la UE. May promete que las empresas que contraten extranjeros tengan que pagar el doble, al tiempo que quiere incrementar los ingresos mínimos que deben acreditar los inmigrantes para solicitar visados familiares. Además, propone subir las tasas a ciudadanos extracomunitarios para hacer uso de la sanidad pública.

Terrorismo

Los recientes ataques del Estado Islámico en suelo británico han llevado a May a dejar caer la idea de que es necesario combatir el terrorismo mediante la introducción de recortes en las leyes de Derechos Humanos, una materia de cuyos avances el Reino Unido siempre se había proclamado orgulloso. "Restringir la libertad y los movimientos de sospechosos de terrorismo" es el objetivo declarado, para lo cual May desea modificar la legislación de forma que la justicia imponga condenas más largas y las deportaciones sean más sencillas.

Economía

La salida del Reino Unido de Europa, con su consiguiente factura económica, y la posibilidad de que no pueda acceder al mercado único en las condiciones de las que gozan países como Suiza y Noruega hace que Londres se haya planteado nuevas vías de ingresos. En este aspecto, la fiscalidad aparece como un camino imprescindible. May quiere aplicar nuevas subidas de impuestos que sirvan para financiar todo lo relativo a la tercera edad y el sistema de salud en un país que, al igual que el resto de Europa, está experimentando un fuerte envejecimiento.

Brexit

Las negociaciones para el Brexit apenas han comenzado, pero tanto Londres como Bruselas quieren marcar el ritmo. Merkel ya dejó claro a May que no se pueden negociar al mismo tiempo la salida de la UE y las nuevas condiciones con los países de la Unión. Esto no ha gustado a la diplomacia británica, que puede apostar ahora por un llamado ‘Brexit duro’. Esto podría dejar al Reino Unido fuera del mercado único, pero también hacer más difíciles las condiciones para la permanencia de los trabajadores comunitarios en Gran Bretaña.

Relaciones internacionales

Debilitado el vínculo europeo, las relaciones con Estados Unidos resurgen como el gran salvavidas internacional de May, que fue la primera líder mundial en visitar a Donald Trump en la Casa Blanca. El gesto de Trump de devolver el busto de Churchill al Despacho Oval fue un gesto de deferencia y apoyo del presidente de EE UU a uno de sus más fieles aliados. No obstante, May sabe que no puede encadenarse a los dictados de una presidencia que puede ser más volátil de lo previsto y que, además, Trump es una persona altamente impopular entre muchos británicos, como han puesto de manifiesto sus desencuentros con el alcalde de Londres, Sadiq Khan.