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Entrevista

Alberto Furmanski Goldstein : "Colombia es el ejemplo de que las cosas se pueden resolver con diálogo"

«No es fácil que la sociedad reciba a los excombatientes con confianza, eso es algo que tomará tiempo»

Alberto Furmanski Goldstein : "Colombia es el ejemplo de que las cosas se pueden resolver con diálogo"

Los colombianos representan la tercera o cuarta población extranjera más importante en España después de los marroquíes, rumanos y ecuatorianos. El fin de 50 años de guerra civil tras los acuerdos con la guerrilla de las FARC ha puesto a Colombia en el punto de mira de la comunidad internacional.

P Iberoamérica es la principal fuente de solicitantes de asilo en España. Tras los venezolanos, los colombianos representan el grupo más numeroso. ¿El proceso de paz marcha demasiado lento para los ciudadanos que siguen mirando al exterior en busca de refugio?

R Los colombianos tal vez seamos la tercera o cuarta población extranjera más importante en España después de los marroquíes, rumanos y ecuatorianos. No ocurre lo mismo con el número de refugiados, ya que es muy inferior. La única cifra que tengo en mano, de 2016, refleja que hubo 650 colombianos pidiendo asilo. Se trata de un dato muy inferior al que presentan otros países, como Venezuela, que es mucho más alto.

P Sí, pero dentro de los países iberoamericanos, los colombianos son el segundo colectivo que más asilo piden.

R Sí, hay colombianos pidiendo asilo, no solamente en España, sino también en países como EE UU. En cualquier caso, las cifras han disminuido. La principal razón de este descenso es la tranquilidad que se está empezando a respirar en nuestro país. Incluso el número de colombianos que había en España ha disminuido después de la crisis, ya que muchos optaron por regresar. Y los colombianos que han regresado a su tierra, son, además, muchos más de los que han pedido asilo

P Cuatro años de negociaciones pusieron fin a más de 52 de guerra entre el Gobierno de Colombia y las FARC. ¿Se trata de un mero maquillaje o de la paz definitiva del país?

R Esto no es ningún maquillaje. La guerrilla de las FARC ya no existe. Los guerrilleros de este grupo entregaron sus armas y algunos se dedicarán a hacer política. Otros, se volcarán a sus actividades en sus ciudades y pueblos. De hecho, todavía algunos están validando sus documentos y sus estudios. Si uno mira la situación mundial, con todas las posibilidades de conflicto en escalada por todas partes, esto es un gran ejemplo. Y eso lo han recalcado tanto en la ONU como en la UE. Así que Colombia es un ejemplo de que las cosas se pueden resolver dialogando.

P Pero aún quedan contiendas por saldar con otros grupos.

R Hay otros grupos en Colombia que todavía no han culminado aún su proceso de inmersión en la vida civil. Es el caso del ELN, con el que se mantiene un acuerdo de paz por el que se empezó un cese al fuego bilateral y que está pactado, al menos, por tres meses. Es la primera vez que ellos aceptan sentarse a dialogar y llegar a un acuerdo. Ese tipo de secuelas que nos quedan tal vez nos impiden llegar a toda la paz que quisiéramos, pero el haber firmado y salido de la guerrilla de las FARC es un paso enorme.

P De hecho, tras más de medio siglo de conflicto, las FARC dejaron de ser oficialmente un grupo armado el pasado 27 de junio y desde el 1 de septiembre es un partido político a todos los efectos. ¿Cómo el excombatiente hace esa transición a la vida civil? Es lógico pensar que despertarán recelo y desconfianza entre sus vecinos. ¿Se teme a esta situación?

R Sí, muchísimo. Después de tantos años de conflicto, no es fácil que la sociedad reciba a estas personas con agrado o con confianza. Eso es algo que tomará tiempo. La confianza se crea poco a poco. Sin embargo, Colombia tiene la experiencia de haber realizado un proceso de paz anterior con una guerrilla urbana que se llamó el M19. Hoy está prácticamente integrada en el país. No era tan numerosa, pero sí era de golpes impactantes. Los que se dedicaron a la política de este grupo guerrillero están actualmente incorporados en varios de los partidos políticos que funcionan en el país y, en algunos casos, han ejercido como ministros y alcaldes. Por eso, insisto, es una experiencia que Colombia ya vivió.

P ¿Está el país condenado a posicionarse al lado de la guerra o la paz? Se aproxima la elección del Congreso de la República y restan nueve meses de la primera vuelta presidencial. Hay muchos candidatos, pero al final parece que la elección se polariza en estos dos extremos.

R Tenemos un abanico de al menos 35 candidatos para las presidenciales. Seguramente, esos comicios se celebrarán en mayo de 2018 y se agruparán y se eliminarán candidatos entre los partidos. Probablemente al final a la contienda asistan cinco o seis aspirantes. Pero las diferencias que habrán no serán de guerra o paz, serán entre elegir más a la derecha, más a la izquierda o más al centro. Una elección que será entre distintos modelos y desarrollos económicos.

P Hay aspirantes que plantean anular los acuerdos de paz.

R Es verdad que también habrá candidatos que quieran modificar alguno de los acuerdos de paz, pero en ningún momento habrá guerra. Se trataría de una fracción muy radical que quiere terminar con los acuerdos, pero creo que la discusión de los diferentes candidatos será hacia el modelo de desarrollo que hay que seguir en el país. La paz ya está consolidada y es muy difícil revertir el proceso.

P Según el expresidente Uribe, el acuerdo de paz abre la puerta a lo que ha llamado «el castrochavismo» y a que Colombia se convierta en una segunda Venezuela. ¿Cree que esto puede suceder?

R La respuesta a esta pregunta debe darla Uribe, ya que es quien dice eso. Yo no lo creo. Colombia es muy diferente a Venezuela.

P ¿En qué se diferencian?

R En muchísimos aspectos. Colombia es un país bastante más grande que Venezuela, pues tiene una población cercana a los 50 millones de personas mientras que Venezuela tiene 30 millones. Venezuela es un país que tiene la mayor parte de la riqueza de petróleo del mundo y se dedicó a un monoproducto. Su economía productiva depende solamente del petróleo y de algún otro mineral. Colombia, en cambio, tiene productos agrícolas, industriales y comerciales.

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