Las regiones italianas de Lombardía y Véneto están convocadas este domingo a una consulta sobre una mayor autonomía dentro del ámbito italiano, una votación no vinculante y legal impulsada para demandar un nuevo reparto fiscal a Roma.

Tanto Lombardía como el Véneto -motores económicos transalpinos- están gobernadas por la Liga Norte, una organización otrora secesionista y con veleidades neofascistas que aspira con la consulta obtener una herramienta para sentarse a negociar con el Gobierno central. Lombardía, con capital en Milán, supone el 20 por ciento del PIB italiano y el Véneto, con capital en Venecia, supone otro 10 por ciento de la riqueza del país.

"Lombardía y el Véneto tienen dos administraciones eficientes y los servicios públicos funcionan bien, mucho mejor que en otras regiones italianas (...). Por eso merece la pena pedir una mayor autonomía", ha argumentado uno de los votantes, Massimo Piscetta, de 49 años, desde las afueras de Milán.

"No voy a votar porque creo que este referéndum es inútil, caro, ambiguo e injusto", ha argumentado por su parte Giovanni Casolo, de 54 años, quien recuerda así que en la consulta no se especifican los ámbitos en los que la región pediría más competencias.

La Liga Norte se creó en la década de 1990 para reivindicar un estado independiente, Padania, que incluiría toda la franja norte de Italia, desde Lombardía al Véneto. La formación ya no defiende la independencia, pero argumenta que los impuestos que se recaudan en el norte son dilapidados por una ineficaz burocracia centralista.

Aunque los resultados de la consulta no sean vinculantes, la Constitución italiana permite a las regiones negociar con el Gobierno central en cualquier momento la descentralización de competencias.

El líder lombardo, Roberto Maroni, defiende que una victoria del 'sí' a una mayor autonomía le habilitaría para negociar con más medios en Roma. "Es evidente que cuanto mayor poder de negociación tenga, más dinero podré traer de vuelta a casa", ha argumentado Maroni en declaraciones a Reuters en vísperas de la consulta. El objetivo es que la región gestione 27.000 millones de euros más de sus propios impuestos.

Sin embargo, los analistas no creen que Roma ceda gran cantidad de dinero a las regiones del norte, ya que ello supondría recortar la inversión en el sur, mucho menos boyante económicamente. En cambio, historiadores como Giovanni Orsina, de la Universidad LUISS Guido Carli de Roma advierten de que un 'sí' muy claro profundizaría la tradicional división norte-sur de Italia. "Si abres el melón de lo que pagan las regiones del norte, tendrá consecuencias en el sur de Italia", ha apuntado.