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Las minas: el «asesino oculto» en las arenas del desierto egipcio

Más de siete décadas después de la batalla, miles de minas enterradas siguen siendo un peligro para la población

La batalla de El Alamein terminó hace 75 años pero hoy Egipto libra otra guerra contra un enemigo oculto: las minas, un peligro para la población y un obstáculo al desarrollo. En un rincón del desierto, elegido cuidadosamente para el aniversario de la batalla, los equipos de desminado del ejército hacen una demostración delante de responsables europeos y de la ONU.

Una máquina barre la zona con su rodillo equipado con cadenas, levantando una polvoreda. Una mina estalla. Otras dos explosiones resuenan en el desierto en medio de una humareda rojiza y anaranjada.

Estacionada cerca de El Alamein, una unidad especializada del Ejército egipcio se dedica, cada día, a desminar el desierto.

En 1942, la batalla dejó «una gran cantidad de artefactos sin estallar que representan un peligro importante para la población», estimó Ivan Surkos, jefe de la delegación de la UE en Egipto. Hoy «se estima que 2.680 km² de territorio en la costa noroeste siguen contaminados», añadió Surkos.

Prevención

En un colegio visitado por la delegación, dos niños leen una pancarta colgada de una pared que avisa del «asesino escondido», en alusión a las minas. Ante una clase de niños y niñas, los responsables de la UE y los del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), también implicado en el desminado, constatan los efectos de la prevención. «¿Lo recojo?», pregunta a los alumnos una responsable del PNUD mostrando un objeto parecido a una mina. «No», le contestan en coro. «Lo dejo donde está», añade un niño.

El programa del ministerio egipcio de la Cooperación Internacional lanzado en 2006 empieza a dar resultado. En lo que llevamos de 2017 sólo se registró un incidente; antes eran decenas. «Tenía una oveja que solía llevar al desierto y había una mina enterrada en el suelo», cuenta Farahat Abdel Atie, con una pierna amputada parcialmente en 2001 por el estallido de una mina.

En 2014, la UE se unió a los esfuerzos de desminado, con el desembolso de 4,7 millones de euros. «A día de hoy, el proyecto superó sus objetivos con 1.096 km² desminados», según un comunicado conjunto del ministerio egipcio, de la PNUD y de la UE. Pero la tarea no se ha terminado y en agosto el programa se prolongó hasta abril de 2018.

Las municiones que quedan sin estallar se hallan «sobre todo en El Alamein y al sur» de la ciudad, según el ministerio de Cooperación Internacional. Esto impide el desarrollo de algunas zonas.

En otras, ya sin minas, las autoridades construyen la nueva ciudad de El Alamein, un enorme proyecto urbanístico para desarrollar el turismo.

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