El Líbano celebró este domingo sus primeras elecciones parlamentarias en nueve años, en una jornada que transcurrió con tranquilidad, aunque con denuncias de algunas irregularidades y la mirada puesta en la participación, que ha sido inferior a lo esperado, según datos parciales.

Cerca de 3,5 millones de libaneses fueron llamados a acudir a las urnas para elegir a 128 diputados -64 cristianos y 64 musulmanes- entre 77 listas cerradas en las quince circunscripciones en la que fue dividido el país mediterráneo.

Pese a la expectación causada por estos comicios, a las 18.00 hora local (15.00 GMT), una hora antes del cierre de las urnas, la tasa de participación se situó en el 49.2 %, casi ocho puntos menos respecto a la misma hora en las últimas elecciones, celebradas en 2009, según el último recuento del Ministerio del Interior.

Con las calles totalmente blindadas por las fuerzas de seguridad libanesas, el movimiento por la capital fue caótico, situación aprovechada por los partidos políticos para continuar su campaña, aunque estaba prohibido realizarla a menos de doscientos metros de los colegios electorales.

En un mensaje televisado, el presidente libanés, Michel Aoun, exhortó a los ciudadanos a que acudiesen a los colegios electorales, alarmado por la baja afluencia de electores en las primeras horas.

"Tras haber seguido el desarrollo del escrutinio desde esta mañana, me he quedado sorprendido por la poca participación. Reitero mi llamada: si deseáis el cambio y la instauración de una nueva manera de ejercer el poder, debéis ejercer vuestro derecho", advirtió el jefe de Estado.

Por este motivo, el Ministerio del Interior informó de que las personas que se encontraban en cola cuando cerraron los colegios electorales podrán depositar su voto.

Según la jefa de la misión de observación electoral de la Unión Europea (UE), la eurodiputada española Elena Valenciano, la jornada ha transcurrido tranquila, pese algunos incidentes "sin importancia", dijo a los periodistas en una rueda de prensa en el colegio público de Verdun, en Beirut.

El presidente de la comisión electoral, el juez Nadim Abdelmalak, criticó la falta del silencio electoral por parte de numerosos candidatos, una acusación también formulada por la Asociación Libanesa por unas Elecciones Democráticas (LADE).

Esta ONG denunció en un comunicado "la escandalosa falta de respeto del silencio electoral" y, entre los que violaron esta norma, señaló al ministro de Interior, Nuhad Machnuk, y al propio presidente, Michel Aoun.

La LADE también denunció "las presiones directas" ejercidas por parte de los delegados de los partidos sobre los votantes.

Otra de las quejas que se escuchaban en las entradas de los centros era la inexistente accesibilidad para los ancianos o para las personas con problemas de movilidad, que estaban obligados a subir escaleras para depositar su papeleta.

Durante todo el domingo, los colores de los diferentes partidos políticos inundaron las callejuelas aledañas a los centros de votación, donde colocaban sedes temporales para asesorar a los todavía indecisos.

El amarillo del grupo chií libanés Hizbulá fue uno de los predominantes en Beirut, junto al azul de la Corriente del Futuro, del actual primer ministro, el suní Saad Hariri.

Los analistas no esperan grandes cambios en la configuración del Parlamento, hoy controlado por Hizbulá, la Corriente del Futuro y la cristiana Corriente Patriótica Libre, del presidente Michel Aoun.

La influencia de Irán en la política libanesa, así como la de Arabia Saudí, previsiblemente seguirán jugando un papel importante sea cual sea el resultado, que empezará a anunciarse la madrugada de este lunes.

Por primera vez, estos comicios se celebran bajo el sistema proporcional y con voto preferencial y en los que 82.970 libaneses de la diáspora, también por primera vez en la historia, han podido votar entre los casi 600 candidatos, entre ellos, 84 mujeres, una cifra récord para el país de Oriente Medio.

Las elecciones llegan después de tres prolongaciones del mandato del Parlamento -en 2013, 2014 y 2017-, amparado por la inestabilidad política generada por la guerra en la vecina Siria.