Fernando, de 15 años, ha visto cumplido su sueño gracias a la Fundación Pequeño Deseo y a Caja Mediterráneo: "Me dijeron en el hospital que tenía que ir a Barcelona a unas pruebas y acepté pero no me hacía ninguna gracia tener que ir tan lejos - tiene una enfermedad neurodegenerativa-. La verdad es que fui, pero me daba mucha pereza", confiesa el valenciano. "Y cuando llegaron -sigue narrando-, dos chicas vinieron al hospital y nos dijeron -le acompañó su padre, que ya conocía la sorpresa- que nos invitaban a desayunar a Montmeló" y destaca que "ahí todavía no me lo imaginaba pero sospechaba algo".

Según explica, le enseñaron todo el circuito, los boxer y donde descansa Fernando Alonso, a quién no pudo conocer hasta que acabaron los entrenamientos. "Cuando acabó vino y nos hicimos fotos y contestó a todo lo que le pregunté". Al valenciano le asombró que "con cada carrera pierden de cinco a seis kilos de peso" y confesó que "en un principio me pareció bastante frío pero, cuando acabó el entrenamiento, estuvo mucho más atento y cariñoso".

"Fue una alegría porque es algo que no puede hacer toda la gente", comenta con gran ilusión incidiendo en que "me siento bastante afortunado porque he sido uno de los pocos que puede hacer eso". Pero esta experiencia también le ha ayudado a "darme cuenta de que gente que no has visto en tu vida sea tan cercana" porque "te reconforta". levante-emvvalencia