Si hay alguna voz autorizada para hablar del Levante UD-Real Madrid de esta tarde, ésa es la de Antonio Calpe Hernández (Valencia, 4 de abril de 1940). Levantinista de cuna, un formidable marcaje sobre Amancio le llevó al Real Madrid «ye-yé», donde conquistó tres ligas, una Copa y la gran Copa de Europa, cuya final no jugó por lesión tras brillar en semifinales ante el Inter de Helenio Herrera como líbero. Todo antes de emprender el camino de regreso, en un acto casi patriótico, con el Levante UD en tercera. «Mi último partido con el Madrid fue un amistoso de final de temporada en Maracaná. El siguiente encuentro lo jugué con el Levante UD en Benicarló. Así es el fútbol. Tenía ofertas de Primera, pero preferí volver a mi casa».

A escasos metros de su casa, en su barrio natal del Grau, Calpe confiesa a Levante-EMV que el partido de hoy no deja de ser especial. La sangre siempre tira, claro, pero la militancia es compartida: «Yo soy del Real Madrid y del Levante al 100 %. Es como si te dan a elegir entre papá y mamá. ¿A quién quieres más? Pues a los dos. Mi nieto es igual, un loco de los dos equipos» .

Un Madrid exuberante en puntería visita a un Levante UD lastrado de bajas y en mala racha: «La cosa está complicadísima. El Real Madrid está de maravilla y el Levante UD un poco verde. Será muy difícil», entiende Calpe, que reconoce que sólo los precedentes «y la defensa a balón parado» visitante invitan al optimismo «granota». «Es cierto que el Madrid lo pasa mal en Orriols, pero este Levante UD no es el mismo de otros años. Está muy tierno. Lo veo inexperto». El problema se agranda porque al Levante UD «le cuesta marcar goles demasiado. No es cuando teníamos a Koné y Caicedo, que con pocas ocasiones siempre marcabas. A pesar de todo, el fútbol siempre te da sorpresas». El exdefensor echa en falta el «carácter y la agresividad» que los levantinistas tenían con Caparrós: «Me gustaba mucho. Los equipos humildes deben encomendarse a la garra. Hay que buscar resultados positivos, sumar, aunque sean empates, y cerrar la portería. Y a partir de ahí, crecer. También es cierto que el año pasado teníamos a Keylor, que te sumó muchos puntos. Gente de mucha confianza me dice que Mendilibar es un gran entrenador. Hay que confiar».

Calpe mantiene el contacto con sus excompañeros del Madrid, club que guarda un trato exquisito con sus leyendas: «Cada mes nos reunimos, comemos, vemos en un palquito el partido del Madrid», afirma. En aquel equipo «del que ya han fallecido muchos amigos», lamenta coincidió con varios valencianos: «Estaba Manolo Sanchis, que le llamábamos 'El Agrio' porque tenía muchos campos de cítricos. También Planelles, Babiloni, que eran de Castelló, y Grande. Hacíamos 'colla', sobre todo al inicio, cuando el cambio es tan brusco. Cuando llegas y ves a Gento, Pachín, Sanchis, Casado, Miera, te impresiona. ¿A estos les tengo que quitar el puesto?, pensé. Luego todo es más normal. Bernabéu nos saludaba con especial cariño a los valencianos, tenía raíces aquí».

En 1965 llegó a un Madrid en el que acababa de irse Di Stefano, «un equipo muy renovado, con muchos jóvenes, no se creía mucho en nosotros», pero que igualmente marcó escuela.

¿Se puede comparar este Madrid al suyo? Si bien «ahora también se ha ganado una Champions», las épocas son «distintas». «En el fútbol actual cuenta más el músculo y la fuerza que la técnica. La evolución de Cristiano y Bale es una prueba».

Calpe, que no esconde su ideología izquierdista, se revuelve cuando se le cuestiona por las leyendas de la conexión franquista con el club merengue: «El Real Madrid es el equipo más demócrata que he visto yo. Don Santiago Bernabéu era monárquico, no era franquista. Siempre digo que no vi a Franco marcar un gol de cabeza. Siempre los marcaba Puskas. El Madrid ganaba ligas porque era un equipazo».