El Levante UD dio ayer un paso de gigante hacia la permanencia con una actuación intachable en Almería. Todo le salió redondo al equipo de Alcaraz, sorprendente en la alineación y en la forma de gestionar el partido. Lo hizo con una frialdad extrema, paciente, con el fútbol armónico de los equipos de la aristocracia. Su actuación resultó admirable en todos los sentidos porque hizo disfrutar a sus aficionados desde el principio hasta el final, sin ningún resquicio para el sufrimiento. No se cansó de jugar bien al fútbol y de marcar goles, hasta 4, con una actuación global estelar que no puede eclipsar la gran noche de David Barral. El asturiano logró su segundo «hat-trick» de la temporada.

Alcaraz sembró las dudas en los minuto previos al partido con una alineación sorprendente, con la aparición de varios futbolistas apartados de la primera linea hace un tiempo. Sacrificó la velocidad de Rubén y Uche en la parte ofensiva por la precisión de Casadesús e Ivanschitz. El resultado fue fantástico. El mallorquín, desde el centro, y el austriaco, desde la izquierda, fueron dos piezas clave en el campo contrario, en la filtración de las jugadas de ataque, en el «bombardeo» controlado al área rival... En el centro, junto a Simao Mate, apareció José Mari.

Sorpresa: Diop, el resorte del Levante UD, se quedó en el banquillo. Y, atrás, Alcaraz rescató a Juanfran y a Vyntra como pareja de centrales. Otro motivo para el desconcierto: David Navarro se quedó en la suplencia. Nunca, desde su aterrizaje en Orriols, Alcaraz había ofrecido tantas sorpresas en la alineación. Y nunca, desde su llegada, había disfrutado tanto el técnico con su equipo desde la banda. Armó un grupo solvente, fuerte en la defensa, bien gestionado en el centro, excelente en las bandas y afilado con la puntería de Barral, que definitivamente ha asumido el rol del delantero goleador.

El recital «granota» tardó en manifestarse el tiempo que tardan los equipos en posicionarse sobre el campo. Las sensaciones fueron agradables para los trescientos aficionados del Levante UD que respaldaron a su equipo desde la grada, reviviendo otro viaje memorable como el de Cartagena, el año del último ascenso. Todo fue perfecto. Al cuarto de hora, Barral demostró su estado de gracia con el primer tanto, tan estético en el remate como en el servicio de Ivanschitz. El austriaco jugó un partido sensacional, pero no le valió para alcanzar la maestría con la que lo hizo su compañero Víctor Casadesús, que mereció un trofeo, algo, por el fútbol diestro que ofreció en estadio Juegos del Mediterráneo. Los dos acapararon la pelota y los centros sin remisión al área del Almería, con la frecuenta colaboración de Toño e Iván. Los dos laterales firmaron, también, una actuación excelsa.

La concentración levantinista fue extrema, no hubo concesiones ni distracciones, muy puestos los jugadores en la faena, conscientes de que en juego estaba un evento decisivo para la moral de la Liga. Sólo dejó una vez un hueco la defensa antes del segundo gol y apareció Mariño, que también tuvo su momento. Evitó el tanto al doble remate de Hemed. Ya no hubo noticias interesantes del Almería en el área «granota» durante mucho tiempo. El mundo al revés.

El equipo de Alcaraz respondió a la primera ocasión del Almería sin contemplaciones, sabedor de la importancia del choque, un duro obstáculo antes de recibir al Sevilla y visitar Mestalla. El gol premió a Casadesús, que remató al primer palo, con rabia, el preciso centro de Morales desde la derecha. La piezas del puzle encajaban a la perfección. Nada faltaba, nada sobraba en un equipo que jugó en perfecta sintonía, como si sus futbolistas se conociesen de toda la vida.

El Almería de JIM no supo reaccionar ante el melódico juego de su rival, que jamás dejó alguna duda respecto a jerarquía en el partido. A la vuelta del descanso, Barral anotó el tercero, asistido otra vez por Ivanschitz. El Almería sufrió la expulsión de Dubarbier y Alcaraz aprovechó para mover el banquillo. Sólo anotaron los locales con un penalti antes de que Barral cerrara la goleada, con un remate colocado al segundo palo tras otra asistencia de Casadesús, ayer un clon de Barkero. El mallorquín, como Barral, también mereció llevarse un premio.