Al final serán algo más de 200 los aficionados levantinistas que se desplazarán hasta Getafe. Así lo confirmó ayer la Delegación de Peñas del club azulgrana, que informó a este periódico que se llenarán un total de tres autobuses: dos de 55 plazas y uno de 70. La veintena restante se desplazará en sus vehículos particulares.

A pesar de la trascendencia del encuentro, el número no se acerca al de los anteriores éxodos de la afición azulgrana, como en los dos últimos partidos fuera de casa, como en el estadio Juegos del Mediterráneo, de Almería, o en el duelo ciudadano en Mestalla, donde la cifra lógicamente fue superior y subió hasta los 700 hinchas.

El ánimo de los aficionados que sí acabarán viajando al Coliseum Alfonso Pérez es positivo. «La gente confía en el equipo y en que con mucha probabilidad nos vamos a salvar», afirmaba ayer Vicent Cosido, presidente del colectivo peñista, a este periódico. No se esconde que la relación entre el equipo y la hinchada no ha sido todo lo idílica que fue en los últimos cursos, los años dorados de ascenso, permanencia y Europa. Así se pudo apreciar en el último partido en Orriols, donde se escucharon «unos silbidos que hacía tiempo que no se producían, y de los que no tengo una explicación concreta, pero están ahí. A partir de ese momento es cierto que el equipo reaccionó», reconoce un Cosido partidario de que se vuelva a tejer la comunión existente entre césped y grada.

Premio a la mejor afición

El duelo en Getafe también servirá para que las peñas levantinistas entreguen el trofeo a la mejor afición visitante de Orriols a la hinchada del equipo azulón, con la que existe una gran relación.