El norteamericano Robert Sarver no sabía bien el terreno donde pisaba cuando se decidió a comprar el Levante UD. En algún momento de las negociaciones, su voracidad mercantilista provocó dudas entre patronos de la Fundación que hasta entonces habían defendido su proyecto a capa y espada. Ocurrió cuando el banquero preguntó por la situación del nuevo Mestalla, después de haber visto personalmente el recinto „en su parte exterior, como un turista más„ en sus cinco días de visita en la ciudad. La visión del esqueleto de hormigón de la Avenida de les Corts le produjo una imagen de fantasía en su cabeza: un nuevo Ciutat de València.

Fie al perfil del ambicioso empresario norteamericano, Sarver no dejó guardada la idea en su cerebro. Así se explica como planteó a al menos dos miembros de la comisión negociadora „nombrados por el Levante UD y la Fundación para gestionar la venta„ la posibilidad de negociar la compra del estadio para reconvertirlo, en un futuro, en la nueva «casa» de la institución que ahora habita en Orriols. La sugerencia provocó sonrisas, y también algún escalofrío, entre los negociadores «granotas». «No podemos. Es propiedad del Valencia, muy caro, y además es un estadio muy grande, para 80.000 espectadores», vinieron a decirle durante una conversación tensa, casi absurda, con cierto aire «berlanguiano». «Jamás nos hubiésemos imaginado que alguien llegara a plantear algo así», asegura un patrono.

La determinación del dueño de los Phoenix Suns para adquirir el 72 por ciento de las acciones del Levante UD alcanzó su punto máximo en la reunión del 22 de julio, con los miembros de la Fundación, en el hotel Westin. La negociación vivía su máximo punto de maduración cuando Sarver pensó en sacarle rendimiento económico al frustrado proyecto de estadio del Valencia. ¿Por qué no comprarlo a buen precio, reconvertirlo para el Levante UD y recuperar el dinero con su explotación comercial?, se preguntaría el banquero. Quién mejor que el propietario de una franquicia de la NBA para extraer beneficios a una instalación deportiva en una competición tan jugosa como la Liga BBVA.

Sarver no conocía, exactamente, el dinero invertido por el Valencia en su futuro nuevo estadio „cuyas obras están paradas desde 2009 por falta de financiación„: 100 millones de euros. En su día, más de uno sugirió que el recinto fuese de propiedad mixta. El Levante UD se negó siempre en rotundo: es una instalación «gigante» para un club de 16.000 socios. Su idea es trasladarse algún día a otra parte de la ciudad y construir un estadio pequeño y moderno. Y cuando su economía lo permita.