Jugar en la Serie A italiana debe ser algo así como aprobar un posgrado para defensas centrales...

La verdad es que me gustaría volver en un futuro, porque es una liga muy buena. Se trabajan mucho y variados aspectos técnicos y tácticos. Todos los entrenamientos son muy intensos y largos. Así uno mejora, por fuerza. Aquí son más cortos, pero también es nivel «top». Italia, España e Inglaterra son tres países en los que se requiere mucho trabajo. Italia es como la cuna de los defensas y por eso se aprenden muchas cosas. Allí he jugado con varios sistemas defensivos: el 5-3-2, la línea de cuatro... Siempre me he acoplado muy bien a todo.

¿En qué se diferencia el Feddal que se marchó al Calcio del futbolista que regresa ahora a la Liga española?

A nivel psicológico soy más maduro, soy más hombre que cuando me fui. En Italia he aprendido a que en el fútbol hay que sufrir más que disfrutar. En el fútbol si no sabes sufrir no sabes lo que es ser futbolista. Eso lo llevo siempre conmigo, estoy dispuesto a todo y a disfrutar lo que se pueda.

No le ha ido mal así, es uno de los jugadores habituales en la selección de Marruecos...

Llevo cuatro años ya, con tres seleccionadores diferentes. He jugado los Juegos Olímpicos y la Copa África. Estoy muy bien con la selección.

¿Por qué el fútbol marroquí no ha acabado de triunfar en la Liga española?

En España no, pero sí lo ha hecho en otros países, sobre todo en los campeonatos de Holanda y de Francia. Hay muchos jugadores marroquíes sub-20 que están en el Ajax y el PSV. En España la inmigración es un fenómeno más moderno y los niños que juegan al fútbol aún no han acabado de explotar. En Francia y Holanda ya hay una inmigración de tercera generación. Por eso en España los futbolistas marroquíes aún no han triunfado, hasta ahora. Tenemos una buena selección, con buenos jugadores con mucho nombre: Chamack, Benatia, El Kaddouri, Dirar... Creo que la liga marroquí es técnica pero faltan mejores condiciones en las categorías inferiores. Aún no somos el primer mundo. Dependemos mucho de la técnica de los jugadores. Cuando éramos pequeños y jugábamos en la plaza, evitábamos pegarle al balón con la cabeza para que no se fuera lejos... Ahora hay una academia nueva trabajando con los mejores jugadores jóvenes del país.