Hagan sus apuestas, señores. Esta tarde la escuadra granota (3 puntos en 5 partidos) disputará en Getafe el partido más asequible de los próximos cinco. Luego esperan Villarreal, Madrid, Real Sociedad y Valencia. ¿Cuántos puntos tendrá el Llevant el 8 de noviembre, en la jornada 11, cuando el Deportivo salte al césped de Orriols? ¿Cuántos, si practica el fútbol de la primera parte ante Sevilla o Eibar? ¿Y jugando como en la segunda mitad? Y una pregunta más: ¿Cuánto va a durar la esquizofrenia táctica en que tiene sumido Alcaraz al equipo?

Solo la fortuna permitió rescatar un punto ante al Eibar. Pero soy posibilista: creo que Alcaraz se dará cuenta de que su testarudez en algunos aspectos nos conduce al abismo. Tal vez sean manías. Todos las tenemos. Las del míster son de dominio público: no le gustan los futbolistas de talento, tiene cierta ojeriza a Rubén; necesita un pretexto mínimo para sentar a Iván; se empecina en dar la manija del equipo a José Mari, en detrimento de Camarasa (a quien ya quiso ceder poco después de llegar) o Verza. Aparte de sus acusadas limitaciones técnicas, el mediocentro gaditano confunde fútbol con rugby: solo contempla el pase atrás, aunque sea para frustrar contragolpes o frenar el ritmo. Pero claro, todos sabemos quien reclamó la llegada del Cosmos de un futbolista de 27 años sin palmarés ni visos de mejorar.

De todas formas, la obstinación más flagrante del míster es la del 5-3-2 (a veces 8-0-2). No es que no pueda funcionar, pero tal vez no de esta forma: Juanfran está para colgar las botas y Simao no es central; tras casi un año jugando así, el equipo sigue incómodo y frágil en defensa; los tres mediocentros se solapan y tienen instrucciones de mirar hacia la propia portería; y los puntas se convierten en islas lejanas. El Llevant no puede cesar a Alcaraz, pero necesita volver a la formación clásica del último lustro, el 4-2-3-1. Hay jugadores para ello. Por ejemplo: Iván, Feddal, Trujillo, Toño; Camarasa, Simao (Lerma); Morales, Verza, Rubén; y Ghilas (Deyverson, Roger). Verza y Rubén no están disponibles hoy, pero véase como un once ideal. La plantilla, en todo caso, no necesita más futbolistas. Lo que urge es que el entrenador se convenza de que los conceptos que ha tratado de implantar durante un año no funcionan. Y deje de poner excusas, algunas infames. Si no lo hace, en breve habrá otro tipo de apuestas en el levantinismo. Por ejemplo: ¿saldrá vivo Alcaraz del Bernabeu?

Nike. El club ha anunciado su intención de renovar con la multinacional. El Llevant no puede firmar un cheque en blanco y luego escudarse en que no puede decidir sobre las equipaciones. Si la tiranía de las grandes marcas es incompatible con el respeto a la historia y la identidad, sería mejor buscar alternativas.

Democratización: Es la reivindicación en la que algunos insistimos desde hace años. Entre ellos Gabriel Salinas, presidente de las peñas y nuevo patrono de la Fundación, que llega con un plan realista y sensato bajo el brazo para hacer del Llevant un club modélico. Otros se llenan la boca de democracia sin más intención que seguir intrigando con la sórdida venta, pero son mayoría (y más viendo la situación del vecino) los que aspiran a una entidad estable, valenciana y con proyección de futuro.