El presidente del Levante UD, Quico Catalán, explicó ayer los principales motivos por los que votó en contra de la venta del club azulgrana a Robert Sarver. Más allá de la cuestión sentimental que Catalán manifestó en julio, el máximo dirigente granota también expuso los argumentos económicos y de modelo de club que le llevaron a oponerse a la venta.

En el coloquio final de la conferencia Directivos que pisan el césped. El liderazgo en situaciones complejas, impartida por Catalán en una de las sedes de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, el presidente levantinista respondió a las preguntas de los asistentes a la ponencia. En una de ellas se inquirió sobre la necesidad de recibir una inyección de capital procedente de un inversor externo para que la entidad alcance un día la Liga de Campeones.

«Nadie te puede garantizar estar en la Champions. Los inversores saben que si quieren estar en la Champions tienen que poner dinero de su bolsillo, pero del cielo no caen los billetes. El inversor busca rentabilidad. Poner 100 millones a fondo perdido no se lo he visto a nadie. El objetivo del Levante UD no es ahora jugar la Champions, sino ser un equipo referente en Valencia, con un estadio y una ciudad deportiva modélicos, una masa social estable... y luego dar el salto. No podemos medirnos por estar en la Champions. El Levante UD espera ingresar este año 35 millones en derechos de televisión y 40 la temporada que viene, con una deuda de 31 millones que está aplazada. Nos tenemos que morir o estar muriendo para vender. Por eso voté que no. La oferta no era suficiente para cambiar este proyecto que tenemos ahora», respondió Catalán, quien advirtió de que el fútbol español «va como un tiro», por lo que «va a haber cada vez más inversores interesados en los clubes», remachó.