El nuevo entrenador del Levante UD, Rubi, cumplió con su palabra y el Levante salió sin complejos a Mestalla con un planteamiento valiente, con una presión muy alta, con dos extremos muy abiertos y recuperando a jugadores veteranos que no estaban contando para nada con Lucas Alcaraz como eran Pedro López, David Navarro y Rubén.
Con todo ello, el Levante anuló al Valencia de Nuno en el primer tiempo en el que ahogó su centro del campo y la creación del rival. Además, creó suficientes ocasiones de gol para adelantarse en el marcador, pero no tuvo la suerte o la definición necesaria en los últimos metros.
Esa falta de puntería fue la que condenó al Levante que debería haberse adelantado de forma justa en un primer tiempo formidable del equipo de Rubi.
De hecho, el resultado final de tres a cero me parece excesivo teniendo en cuenta las ocasiones claras de gol que el Levante tuvo en los primeros 45 minutos sin que el Valencia llegara a tener oportunidades manifiestas de gol. De este modo, el equipo se iba al vestuarios con sensaciones muy positivas en un partido donde no era nada fácil rendir después del poco tiempo pasado desde la llegada del nuevo técnico. Pese a todo, dieron la cara y eso es una de los mejores aspectos del encuentro para los azulgrana. Quizás fuera la mejor versión del Levante este año fuera de casa, junto con algunos tramos del partido en el Bernabéu.
Solvencia defensiva
Por otro lado, la parcela defensiva brilló a buen nivel en el primer tiempo pese a que Feghouli y Cancelo crearon problemas por la izquierda, por donde llegaron las mejores opciones para el equipo blanquinegro. Pese a ello, Rubi parecía tener el partido bastante controlado y le ganaba la partida táctica a Nuno.
Los jugadores, en general, respondieron muy bien ante un Valencia que se veía amedrentado en su propio estadio durante esos primeros 45 minutos.
Todo cambia tras el descanso
En la segunda parte, el Levante no dominó tanto el partido o el juego como en la primera, quizás por el cansancio, también porque el Valencia necesitaba ganar sí o sí. Pese a que mantenía un buen nivel de juego y parecía difícil que llegara el primer gol del conjunto local, la idea fue la misma que en el primer tiempo, con Roger arriba peleando y un equipo muy compacto. El penalti le dio la vuelta al partido y fue decisivo de cara al resultado final. Este primer tanto fue un jarro de agua fría, un golpe duro para un equipo que estaba dando muy buena imagen. Mientras tanto, al Valencia se le veía algo alicaído y esto le dio fuerzas para seguir y ganar el partido.
Rubi movió ficha, pero no cambió el sistema. Hombre por hombre, valientes en busca del gol, pero los fallos en la definición y los errores de cara al gol, le quitaron el empate y le sirvieron en bandeja el segundo al Valencia que sentenció y en el tramo final, con un Levante muy tocado, logró golear. Cabe matizar que tanto el penalti como el fuera de juego son jugadas difíciles y ese tipo de detalles decantan un partido de tanta tensión como era este derbi.
Rubi debuta con cambios
Para ser el primer partido de Rubi se vio un Levante más atrevido, más dispuesto a jugar, con más vocación ofensiva que si se confirma en los siguientes encuentros, empezando por el del Depor, podría ser una gran noticia. El principio del cambio.
En el centro del campo, destacar la recuperación de Simao Mate como un centrocampista defensivo. Estuvo muy atento a los cortes de balón, bien en la presión y taponando bien a André Gomes. Luego, Sorprendió que no contara con Verza y sí con Lerma como compañero de Camarasa. Eran una dupla muy física, pisan mucho el área contraria. Y trabajan mucha en defensa, que era lo que Rubi buscaba. Me gustaría destacar también el trabajo de Roger en la punta con mucha movilidad, con mucho desmarques, presionó mucho a los centrales que les costó salir jugando la pelota y solo le faltó el gol. Seguro que cuando meta el primero en la liga llegarán muchos más.
En las bandas, fue apasionante el duelo entre Morales y Gayà que tuvieron de todo.
En general, Rubi parece que ha llegado con la idea clara de implicar a toda la plantilla, sobre todo a jugadores importantes en el vestuario que estaban ausentes. Este es el camino.
