La valentía del Levante UD mereció ayer algo más que un empate. El gol de Camarasa fue un escaso botín para un equipo atrevido, que planteó un partido sin complejos frente a un Deportivo que fue inferior durante 70 minutos y que, por momentos, volvió a enganchar a la grada del Ciutat de València.

Tal como sucedió en Mestalla, Rubi ordenó dar un paso adelante desde el primer minuto. El Levante UD quiso jugar en campo contrario, siempre en busca del gol. Con Simao y Camarasa como ejes en la medular, Lerma algo más liberado para aparecer cerca de la frontal y un tridente ofensivo formado por Morales, Rubén y Roger, los azulgrana empujaron a los coruñeses hacia su propia portería. Orriols contempló con alegría cómo sus jugadores raseaban el cuero, sin miedo y con sentido.

Una mentalidad ofensiva que se encontró pronto con dos problemas: los espacios a la espalda de Navarro y Feddal y, de nuevo, la falta de acierto ante la portería rival. Fueron los únicos resquicios por los que respiró un trabajado Deportivo en el primer tiempo, pertrechado atrás con la idea de salir a la contra. Sidnei avisó en un remate de cabeza al larguero en un saque de esquina, pero fue en le minuto 22 cuando Lucas Pérez inauguró el marcador. Se aprovechó del error de Feddal, que creyó que podía forzar el fuera de juego, y avanzó sin oposición hasta el área. El deportivista se sacó un tiro raso, centrado, pero que no supo detener un nervioso Rubén.

Al Levante UD le entraron las dudas, pero no dejó de atacar, fiel a la idea inicial. Camarasa, Morales y Rubén García arroparon a Roger, que se movió con inteligencia en el área y plantó batalla a los centrales rivales. El valenciano, por contra, falló otra vez de cara al gol. Pudo estrenarse en el minuto 45, antes del descanso, cuando remachó cruzado al segundo palo, pero el esférico se fue llorando junto al palo derecho de Lux.

Eso sí, la semilla del empate ya estaba sembrada. Rubi retiró a un efervescente Lerma por Casadesús, que aportó algo más de presencia en el área del Deportivo. Quizás sea el mediapunta que necesita el técnico catalán, porque con él en el campo la figura de Camarasa se multiplicó. El de Meliana provocó una falta al borde del área tras una jugada personal y él mismo la transformó en el gol del empate. El balón atravesó la barrera y cogió desprevenido a Lux.

El Ciutat rugió de alegría y alivio y espoleó a los suyos. Los tres puntos volvían a estar cerca y el Deportivo se encogió superado por el vendaval. Roger dispuso de dos remates claros, pero le pudo el ansia por marcar. Poco después, Morales tuvo la más clara. Disparó fuerte desde dentro del área, en el punto de penalti, pero su tiro topó con una gran parada de Lux. Orriols se relamía con el segundo tanto, que no llegaba. La tromba ofensiva se fue apagando poco a poco y el encuentro se igualó, aunque un Camarasa crecido mantuvo viva la llama de la remontada.

En los últimos compases, Rubi dio entrada a Verza y retiró a Morales. Pausa y posesión para cerrar un marcador incierto. De hecho, el Deportivo rozó hasta dos veces el 1-2 en los últimos minutos. Feddal evitó primero el gol casi sobre la línea, con Rubén ya superado, y ya en el descuento, el portero levantinista casi se mete en su propia meta un balón que no supo blocar.

Al final, un punto que sabe a poco, que deja al Levante UD en descenso, pero que genera un poso de esperanza ante un calendario más benévolo.