¿Ha sido provechosa esta atípica «pretemporada» en Oliva?
Sí, sobre todo porque hemos podido escuchar y asimilar todo lo que nos dice Rubi. Era necesario. En lo personal estoy contento porque me encuentro muy bien y las sensaciones son positivas, aunque el mister nos está metiendo mucha caña en los entrenamientos.
¿Estos días de convivencia también sirven para reforzar los lazos de unión del grupo?
Eso en el Levante UD es el pan de cada día: la unión. Estar todos juntos. Por eso viene bien convivir con los compañeros, estar en Oliva y hacer algo diferente.
Dice que han podido asimilar los conceptos de Rubi, ¿son muy distintos a los de Alcaraz?
Es algo totalmente diferente a lo que había. Hay conceptos que la gente ya los ha trabajado a lo largo de su carrera en unos equipos u otros, pero es verdad que Rubi está introduciendo nuevas ideas. Está haciendo mucho hincapié en la nueva forma de jugar y el equipo está respondiendo bien. Ya se vio en Mestalla que el equipo ya había cogido cosas y lo intentó. El día del Deportivo se hicieron cosas muy bien, aunque faltó un poco de suerte. Solos nos falta esa victoria que nos dé confianza para salir de ahí abajo.
¿Es el mismo Rubi que conoció el año pasado en el Valladolid?
Es igual. El mister tiene mucha personalidad y todo lo que quiere lo explica muy bien, lo deja muy claro. Ahora es tarea nuestra, de los jugadores, asimilarlo y reflejarlo en el campo. La predisposición del equipo es muy buena.
¿El Levante UD puede ser ofensivo y jugar al ataque?
Este equipo, con los jugadores que tiene, puede jugar de esta manera y ya se ha visto que lo hemos hecho bien. Lo podemos hacer mejor aún. Estamos empezando y creo que el equipo puede dar un cambio de personalidad y querer ir para arriba. Pero hay que tener paciencia. El parón es bueno para este tipo de cosas, pese a que tenemos muchas ganas de que llegue el próximo partido.
Rubi le conocía a usted del Valladolid y ahora le ha demostrado su confianza con la titularidad
Sabía que confiaba en mí, porque ya lo tuve y sabe lo que puedo dar. Pero eso no quería decir que me pusiera de titular. Al final partíamos todos de cero y había que currárselo en todos los entrenamientos. Eso es lo que hago para tratar de devolver luego la confianza en el césped, si es con goles mejor.
Lucas Alcaraz ya alabó su actitud en los entrenamientos...
Nunca lo he tenido fácil. Ningún año me han regalado nada y menos en este, porque venía con el rol de cuarto delantero. Con mi trabajo y mi forma de ser me he ganado estar donde estoy ahora y no me queda más que continuar trabajando para que no me lo quite nadie.
¿Se planteó marcharse el verano pasado?
Sí, porque volví con ilusión y vi que las cosas estaban muy difíciles, con mucha competencia. Tuve una conversación con Lucas Alcaraz para saber si veía bien que me quedara o si debía irme. Yo quería jugar porque acabo contrato. Lucas me dijo que confiaba en mí y que esto era muy largo. Aposté por quedarme y las cosas están saliendo bien.
¿Está obsesionado con marcar el primer gol?
Es una obsesión buena. A los delanteros se les pide gol, pero creo que estoy trabajando y jugando bien. Está claro que siempre se exige el gol y más ahora. Estoy tranquilo y a la vez con ganas. Así que no es obsesión, son ganas de quitarme la espinita. Me falta esa puntita del gol que nos daría ese plus de confianza, a mi y al equipo. El gol no me quita el sueño, tarde o temprano llegará el primero.
¿Percibe el cariño de la grada?
Ahora, con las redes sociales, recibo apoyo y comentarios de la gente. Agradezco esa confianza. Al Levante UD le debo mucho. Si he debutado en Primera y estoy aquí es por la confianza del Levante UD en mí. Tengo ganas de devolver esa confianza.
¿Por qué es tan difícil que los delanteros canteranos triunfen en sus clubes?
Es así, no sé el porqué. En la posición de delantero parece que tienes que irte fuera para que te valoren más. Es difícil triunfar en tu equipo saliendo de la cantera. Yo aún no he triunfado, quiero hacerlo aquí.
¿Jugar con Morales y Rubén lo hace todo un poco más fácil?
Es un lujo jugar con compañeros con los que has estado en el filial, que saben lo complicado que es llegar aquí, y que saben tus movimientos casi sin mirarte.
