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Orriols alto

Los arietes de la resistencia

El fútbol, por definición, es efervescente. Su fortaleza como deporte de masas reside en la permanente eclosión de sentimientos encontrados, en las idas y venidas de contradicciones aparentes, y el permanente regreso a lugares comunes siempre disfrazados por un halo de falsa originalidad.

Las incoherencias del balompié vuelven a manifestarse, en este caso, en el seno del Levante UD. Envueltos en la peor situación deportiva en años, la afición granota vive su particular oasis de ilusión con la llegada de Giusseppe Rossi con el objetivo de apuntalar el ataque del equipo dirigido por Rubi. No es para menos.

Desde la maratoniana negociación por Obafemi Martins, ninguna incorporación había generado igual grado de expectación en Orriols. ´Il Bambino´ es un jugador contrastado, de trayectoria irrefutable. Esperemos que las lesiones le respeten, puesto que el hambre del italo-americano por volver a escalar a la élite está fuera de toda duda. La mejor garantía de ello es su prioridad de regresar a la selección azzurra, y así, poder participar en la Eurocopa que tendrá lugar este verano.

Resulta difícil no trazar paralelismos entre ambas operaciones. Tanto Martins, como ahora Rossi, son jugadores fuera de los parámetros económicos y deportivos de la entidad azulgrana. De nuevo, el Levante se pone a disposición de un jugador ´top´ para firmar una sinergia virtuosa: utilizar el escaparate que supone la Primera División española para recuperar su mejor versión, y a la par, ayudar a conseguir el objetivo colectivo.

Tras un cúmulo de tropiezos sonados, Manolo Salvador vuelve a reivindicarse con un fichaje marca de la casa. Todo apunta a que el movimiento de entradas (y salidas) está lejos de finalizar, por lo que en los pocos días que quedan hasta que cierre el mercado, el ritmo en las oficinas del Ciutat de València se aventura frenético. Aunque sea en diferido, el cacareado salto de calidad ha de plasmarse en todas las líneas del equipo.

Será interesante ver en qué medida Rubi varía el esquema de juego para introducir a Rossi. Por su historial, la solución más previsible parece la implantación del 4-2-3-1 con una dupla Deyverson-Rossi en ataque, los arietes de la resistencia sobre los cuales pivotan gran parte de las esperanzas de la hinchada.

No obstante, no debemos de desviar el objetivo. Mientras la dirección deportiva continua su trabajo, todas las fuerzas han de estar volcadas en la conquista de una victoria el próximo lunes ante Las Palmas. Un enfrentamiento vital, dado que una derrota convertiría la permanencia en utopía, disipando de inmediato la efímera ilusión implícita a los fichajes. En cambio, una victoria otorgaría oxígeno y tiempo para rearmar un once nuevo, dispuesto a luchar hasta el final.

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