Sin compasión. Así castiga el fútbol a los impuntuales. Lo hizo ayer con el Levante UD, al que se le pegaron las sábanas en el inicio de cada parte, aunque solo fuese un minuto. En la primera, a los 50 segundos de juego, Gameiro aprovechó la falta de concentración generalizada de la defensa granota para remachar a placer desde el área pequeña. En la segunda, con un Levante UD que prometía batalla, Iborra empujó el cuero para convertir el 2-0 tras un desafortunado rechace de Trujillo ante la portería de Mariño.

Dos fogonazos letales con los que se desayunó el equipo de Rubi. Dos inicios dolorosos para un Levante UD que, una vez entró en calor, ofreció sensaciones muy positivas sobre el verde. De hecho, en el minuto 2, nada más encajar el primer gol, Morales estrelló el balón en el larguero con un tiro a la media vuelta y la colaboración de Sergio Rico, todo un amigo ayer para los levantinistas.

A partir de ahí, los de Orriols y Nervión rechazaron jugar un partido táctico y se dejaron llevar por la calentura de los contragolpes. Un intercambio de puñetazos futbolísticos a tumba abierta que fulminó cualquier rastro de los centrocampistas de ambos conjuntos. El partido, atractivo para el espectador, ganó en ritmo y dibujó espacios infinitos.

En ese escenario, Toño y Morales desde la banda izquierda encontraron petróleo a la espalda de Mariano. Con Rossi y Ghilas merodeando el área, el triángulo del costado zurdo azulgrana llevó de cabeza a los de Emery. Además, Lerma, más entonado que en los últimos partidos, y un Verza más organizador, el Levante UD llegó a adueñarse de los últimos compases del primer tiempo. El Sevilla, algo destensado tras su pase a las semifinales de Copa, se limitó a esperar un error rival para apuntillar con el 2-0. Mientras tanto, Rossi, Morales, Lerma y Verza probaron suerte desde la frontal. Sergio Rico, que llegó a cometer un estúpido penalti sobre Ghilas en un centro de Morales, mantuvo la puerta a cero. En el otro área, Mariño evitó el segundo con dos intervenciones de mérito, una con el rostro y otra con el pie a remate de Reyes.

Con el 1-0 brillando en el electrónico, el choque se fue al descanso. De él regresó el Levante UD tarde. Literal, „el árbitro tuvo que esperar los granotes„ y mentalmente. Al minuto uno, un balón perdido rebotó en las piernas de Trujillo y quedó franco para que Gameiro asistiese a Iborra. El 2-0, obra del de Moncada puso cuesta arriba el resto del encuentro.

Aun así, el Levante UD decidió morir con las botas puestas. Se fue hacia delante, sin complejos, se puso a rasear el esférico, con paciencia, y aguardó su oportunidad. Rossi, muy activo en la primera media hoy y más cansado en la reanudación, cedió todo el protagonismo a Morales, que acabó como mediapunta para que Cuero y Xumetra entraran por las bandas. Todos ellos echaron de menos la contundencia de Deyverson.

En el 55, la presión adelantada de Ghilas cobró efecto. Rossi emergió en la frontal con el balón controlado y disparó con la izquierda. Rico falló en la parada y regaló un merecido y esperanzador tanto al Levante UD. Llegaron los mejores minutos de los valencianos, volcados en ataque, sin miedo a las consecuencias. No obstante, Trujillo y Feddal fallaron en momentos puntuales. Konoplyanka, liberado en el vértice izquierdo del área, materializó el único tiro de la escuadra andaluza en la segunda mitad en el definitivo 3-1.

Un derrota que inflige un severo castigo a la impuntualidad azulgrana „no es la primera esta temporada„, pero que dejó ver destellos del atrevimiento, el gusto por el buen fútbol y el talento desplegados en los inicios de la era Rubi. Harán falta contra el Barça.