José Luis Morales, un futbolista inclasificable, tomó ayer el timón del Levante UD para enderezar el rumbo granota hacia la permanencia. Con los galones de comandante ganados sobre el césped, el madrileño lideró la victoria ante el Getafe con un gol que costará olvidar, provocó el penalti del 2-0, transformado por Rossi, y mantuvo al equipo vivo hasta el 3-0 de Joan Verdú.

Fue el broche de oro a la mejor primera parte del equipo de Rubi, al menos esta temporada en casa. Con fuerza, intensidad y criterio a la hora de rasear el balón, el Levante UD asedió a un tímido Getafe. En el minuto 4 Deyverson desperdició un remate de cabeza franco ante Guaita a centro de Morales. El propio Morales recogió el cuero pegado a la banda izquierda en el minuto 10. Desatado, se internó en el área, dribló a Damián y Vergini y evitó a otro rival con un golpe de cadera exquisito. Para finalizar, se sacó un disparo, mordido pero colocado, con la zurda. El beso del balón a la red iluminó Orriols.

El triángulo formado por Verza, Verdú y Rossi carburaba, con Lerma y Morales entrando con facilidad por las bandas. Sin embargo, en la zaga levantinista aparecieron las primeras dudas y el conjunto de Escribá dio un paso al frente. Al cuarto de hora de juego, Álvaro desaprovechó un mano a mano contra Mariño, muy atento en su salida. Fue la aproximación más peligrosa en los mejores minutos de los getafenses, que perdieron fuelle pasada la media hora de partido. A partir de ahí el duelo se tiño de azulgrana. Fue cuando Rossi, liberado en la media punta, rozó en dos ocasiones el tanto. Primero al «robarle» un remate a Toño que estrelló en el cuerpo de Guaita. Un minuto después con una buena jugada en la frontal que desembocó en un tiro con la izquierda que también blocó el portero de Torrent.

Un penalti un año después

Su diana, merecida, llegó a la tercera. Vergini no despejó bien un balón sencillo y Morales lo aprovechó para controlar y marcharse hacia la puerta madrileña. El defensa azulón se vio obligado a cometer penalti, jugándose la expulsión. En Orriols se celebró el penalti, el primero en todo el año, como una victoria. Rossi lo transformó con calidad. Envió el esférico al rincón derecho de la meta rival y celebró con rabia su primer gol en Valencia. Era el minuto 43 de encuentro y antes del descanso Deyverson aún tuvo tiempo de protestar un posible penalti y de armar una de las suyas con Guaita. Con el intermedio ya señalado, el guardameta forcejeó con el brasileño y éste cayó al suelo. El colegiado amonestó a los dos y Rubi tomó nota. Lo quitó en el descanso y dio entrada a Camarasa.

En la reanudación, con un dibujo algo más conservador, el Levante UD dio pequeño paso atrás. El juego se ralentizó y el equipo de Escribá se encontró más cómodo, con un entonado Sarabia. Toño evitó un remate a bocajarro de Álvaro al cruzarse en el área pequeña en el último suspiro y, poco después, fue Mariño el que tuvo que sacar a relucir el guante derecho para taponar un envenenado disparo de Álvaro. A falta de media hora, el cansancio hizo mella en algunos jugadores como Rossi y Verdú, con la batería baja. El conjunto azulgrana juntó líneas, apretó los dientes y empezó a sufrir. Álvaro lo tuvo todo para el 2-1, pero no supo remachar a puerta vacía y estrelló el balón en el poste. A continuación, Mariño protagonizó la parada del partido a tiro de Sarabia. El público exigía cambios a Rubi.

Cuando todo parecía resuelto, Verdú emergió en el área. Agotado, tiró de recursos técnicos para recortar y rematar, prácticamente sin ángulo, para embocar el 3-0 y dejar la permanencia a dos puntos. Con Morales al timón, sí, se puede.